Javier García-Ochoa|MONZA
El español Fernando Alonso (Renault) acaricia el título de campeón del mundo de Fórmula Uno, tras su segundo puesto en el Gran Premio de Italia, ganado por el colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes), y el cuarto de su rival, el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes). Alonso cuenta con una ventaja de 27 puntos sobre Raikkonen y la semana próxima, en el Gran Premio de Bélgica, podría ganar matemáticamente el título si gana la carrera y su rival queda del tercer puesto para abajo; si es segundo y Raikonnen no pasa del quinto; si es tercero y el finlandés no pasa del séptimo; si es cuarto y el piloto de McLaren octavo; o si termina quinto y el escandinavo no puntúa.

La carrera de Fernando Alonso fue muy inteligente. No se complicó la vida en momento alguno. A las ansias de victoria en esta carrera se antepusieron las del titulo.

En la salida no disputó la primera posición a Montoya. Cuando salió de su primera parada para repostar, justo por delante de Raikkonen, no se enzarzó con su rival en una batalla que tenía perdida, y le dejó pasar sin mucha oposición. Al final, cuando Montoya comenzó a tener problemas con el neumático trasero izquierdo, tampoco apretó a fondo, porque no quería castigar el motor para la próxima carrera, en el trazado belga de Spa-Francorchamps. El asturiano llegó a Monza a perder la menor cantidad posible de puntos. Y ha salido con tres más. Conseguir el título es ya cuestión de tiempo y si no es la semana próxima en Bélgica, lo será dentro de tres en Brasil.

Montoya dominó la carrera de la primera a la última vuelta. El colombiano mantuvo una ventaja sobre Alonso que no superó los once segundos y su única inquietud la causó el neumático trasero izquierdo, que se deterioró en las últimas vueltas.

En esas circunstancias el colombiano administró su ventaja como pudo, bajó drásticamente el ritmo, se arriesgó a sufrir un accidente al no parar y al final logró la sexta victoria de su carrera y la segunda de la temporada en el circuito donde subió a lo más alto del podio por primera vez en 2001. A Kimi Raikkonen le ha ocurrido de todo y nada bueno. Logró salir indemne en medio del pelotón tras el paso por las dos primeras variantes, y no pudo comenzar a remontar desde la undécima posición de la salida hasta que los coches que le predecían comenzaron a parar para repostar. En la vuelta 22 de las 53 de que constó el gran premio, y tras adelantar a Alonso, se situó en la segunda posición.