La carrera de Fernando Alonso fue muy inteligente. No se
complicó la vida en momento alguno. A las ansias de victoria en
esta carrera se antepusieron las del titulo.
En la salida no disputó la primera posición a Montoya. Cuando
salió de su primera parada para repostar, justo por delante de
Raikkonen, no se enzarzó con su rival en una batalla que tenía
perdida, y le dejó pasar sin mucha oposición. Al final, cuando
Montoya comenzó a tener problemas con el neumático trasero
izquierdo, tampoco apretó a fondo, porque no quería castigar el
motor para la próxima carrera, en el trazado belga de
Spa-Francorchamps. El asturiano llegó a Monza a perder la menor
cantidad posible de puntos. Y ha salido con tres más. Conseguir el
título es ya cuestión de tiempo y si no es la semana próxima en
Bélgica, lo será dentro de tres en Brasil.
Montoya dominó la carrera de la primera a la última vuelta. El
colombiano mantuvo una ventaja sobre Alonso que no superó los once
segundos y su única inquietud la causó el neumático trasero
izquierdo, que se deterioró en las últimas vueltas.
En esas circunstancias el colombiano administró su ventaja como
pudo, bajó drásticamente el ritmo, se arriesgó a sufrir un
accidente al no parar y al final logró la sexta victoria de su
carrera y la segunda de la temporada en el circuito donde subió a
lo más alto del podio por primera vez en 2001. A Kimi Raikkonen le
ha ocurrido de todo y nada bueno. Logró salir indemne en medio del
pelotón tras el paso por las dos primeras variantes, y no pudo
comenzar a remontar desde la undécima posición de la salida hasta
que los coches que le predecían comenzaron a parar para repostar.
En la vuelta 22 de las 53 de que constó el gran premio, y tras
adelantar a Alonso, se situó en la segunda posición.
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