Las 19 horas de la tarde de ayer era la hora fijada por la
directiva de la Peña para que Carlos Simón firmase su finiquito y
quedase así cerrado uno de los episodios más ásperos del verano. La
directiva de la Peña estaba allí con su representante legal, con
todos los papeles necesarios para que se firmarse y formalizase el
último pago que la Peña adeuda al, ahora, técnico de la SD
Eivissa.
Pasaron los minutos y, a pesar de que fuentes cercanas al
técnico valenciano lo habían anunciado, no aparecía nadie en su
nombre. Tras el anuncio hecho por el club de Santa Eulària citando
y de que éste anunciase que no acudiría, este periódico pudo saber
que Simón había firmado el correspondiente poder notarial que
facultaba a su abogado a representarle ante el club.
No obstante, quince minutos después de la hora fijada, seguía
sin aparecer el anunciado abogado.
Alrededor de las 19.20 horas, la directiva de la Peña resolvió
abandonar las oficinas del club para prepararse a viajar a Sant
Antoni donde el equipo disputaba un encuentro ante el Portmany.
Ante la ausencia del letrado Miguel Torres se pronunciaba en los
siguientes términos: «La verdad es que no nos sorprende. No de
alguien que en vez de venir a cobrar en su día, prefirió denunciar
el contrato, sin hablar con nosotros, sin aparecer más por aquí, ni
despedirse de los jugadores», aclaró Torres.
Sin embargo, cuando el presidente abandonaba el campo apareció
alguien que aseguraba ser el abogado de Simón, a lo que Torres
respondió que sin su representante legal no podía firmar nada.
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