Phillips revalidó su título mundial con la misma marca de 8,60
metros que ya el año pasado le situó décimo en el escalafón mundial
de todos los tiempos.
Fue un concurso singular del norteamericano, que después de su
majestuoso primer vuelo no fue capaz de hacer un solo salto válido.
El ghanés Ignisious Gaisah (8,34) y el finlandés Tommi Evila (8,25)
subieron con él al podio, mientras el español Joan Lino se quedaba
a un centímetro de la medalla de bronce (8,24).
En presencia del plusmarquista mundial, su compatriota Mike
Powell, y con un viento de 1,6 metros por segundo a su espalda,
Phillips privó de emoción al combate en el foso de arena al igualar
el mejor salto de su vida a la primera: 8,60 metros. La medalla de
oro ya estaba a buen recaudo. Sólo quedaba conocer a sus
escoltas.
El marroquí Jaouad Gharib se convirtió en el segundo atleta que
revalida el título mundial de maratón, siguiendo los pasos del
español Abel Antón, al ganar la carrera de 42.195 metros en 2h10:10
con un ataque sin respuesta en el kilómetro 29 mientras que Japón
conquistó la Copa del Mundo por delante de Kenia. «Al final aflojé
no porque no me fueran las piernas, sino que tenía algunos dolores
en el estómago», señaló el atleta marroquí tras la carrera.
Christopher Isegwe (2h10:21) remató el formidable trabajo del
equipo tanzano con la medalla de plata, y el japonés Tsuyoshi
Ogata, llegando desde atrás (2h11:16), consiguió la medalla de
bronce.
Julio Rey, subcampeón mundial en París 2003, sucumbió al ataque
del campeón después de haber dado la cara desde la salida y terminó
octavo, mientras que el italiano Stefano Baldini, campeón olímpico
en Atenas, pagó con la retirada su respuesta al ataque de
Gharib.
Gharib, antiguo mediofondista (como Abel Antón) y con una marca
de 7:39.22 en 3.000 metros, había corrido este año el maratón en
2h07:49, a sólo 47 segundos de su mejor marca personal.
Toma de posiciones
El brasileño Vanderlei de Lima, a quien un antiguo presbítero
irlandés le derribó en el maratón olímpico de Atenas cuando iba en
cabeza por el km. 35 -luego acabó tercero- se dejó ver en Helsinki
por el km. 13, cuando los kenianos tomaron posiciones arriba, pero
después pasó un calvario antes de abandonar.
En 5.000 metros, Tirunesh Dibaba revalidó su título de campeona
mundial con un tiempo de 14:38.59, el mejor en la historia de los
campeonatos, tras batir en un angustioso esprint a la campeona
olímpica, Meseret Defar, en una carrera que tuvo a las cuatro
etíopes en los primeros puestos.
Junto a Tirunesh Dibaba, de solo 19 años, subieron al podio la
campeona olímpica, Meseret Defar, de 21, y Ejegayehu Dibaba,
subcampeona en los Juegos de Atenas, de 23.
La española Marta Domínguez, subcampeona mundial en Edmonton
2001 y París 2003, perdió contacto con el grupo delantero a dos
kilómetros del final y terminó decimocuarta con 15:02.30.
Etiopía logró, de esta forma, la segunda gran barrida de los
campeonatos. Sólo Estados Unidos, con cuatro atletas al frente de
la final de 200 metros el pasado jueves, había conseguido igual
gesta.
La ausencia de Estados Unidos, que perdió el testigo en las
series, abrió las puertas a la sorpresa en el relevo masculino
4x100. Francia ganó la medalla de oro con 38.08, por delante de
Trinidad y Tobago (38.10) y de Gran Bretaña (38.27).
Adiós al maleficio
La rusa Yuliya Pechonkina, plusmarquista mundial y durante muchos
años considerada la número uno mundial en 400 metros vallas, rompió
el maleficio que la perseguía en grandes campeonatos y, en ausencia
de la defensora del título, la australiana Jana Pittman
(lesionada), se adjudicó el título mundial con la mejor marca del
año (52.90).
Por la calle 4, Pechonkina tomó la cabeza en el cuarto obstáculo
y resistió el acoso de la campeona estadounidense Lashinda Demus,
que por el carril exterior la vigilaba de reojo. La rusa tuvo
escolta norteamericana en el podio, con Demus y Sandra Glover.
La bielorrusa Nadezhda Ostapchuk, subcampeona mundial en 2002 y
autora de cuatro de las cinco mejores marcas del año en peso, batió
en la final con un tiro de 20,51 metros a la rusa Olga Ryabinkina
(19,64) y la cubana Yumileidi Cumbá, campeona olímpica, acabó sexta
con 18,64. El bronce fue para la neozelandesa Valerie Vili
(19,62).
Ostapchuk vivió en los Juegos la experiencia de hacer en la
calificación una marca de 19,69 que le habría dado la medalla de
oro, de haberla repetido en la final.
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