Roberto Soldado, delantero del Real Madrid, ha necesitado sólo
treinta minutos en dos encuentros para convertirse en la revelación
del conjunto blanco en su gira mundial, tiempo en el que ha logrado
dos goles tras empezar ambos partidos en el banquillo.
Soldado no ha hecho nada nuevo. En la pasada campaña con el
filial del equipo merengue anotó 21 goles en Segunda B, y eso pese
a que se perdió varios partidos entre lesiones y sanciones. Pasar
de veinte dianas le valió para ganar una apuesta con Juanjo
Maqueda, segundo entrenador del Real Madrid B, que consistía en un
jamón y una cena.
En el primer encuentro de la gira, contra el Chivas de
Guadalajara, saltó en el minuto 79 y anotó el definitivo 3-1 con un
espectacular gol de disparo cruzado. Era su primer gol con la
camiseta del primer equipo, tras debutar en partido oficial en la
Copa del Rey la pasada temporada contra el Valladolid. Nada más
concluir el partido aseguró que está para ayudar al equipo y que
seguiría trabajando para marcar goles.
Dicho y hecho. En el encuentro contra Los Angeles Galaxy repitió
su agenda. Saltó a quince minutos del final y enchufó el 2-0. Su
actuación no ha pasado desapercibida para los rectores del Real
Madrid incluido Vanderlei Luxemburgo, que felicitó públicamente a
Soldado en el vestuario angelino.
Sin embargo, el delantero madridista es consciente de que la
competencia en estos momentos en la delantera blanca con Raúl,
Ronaldo, Owen, y la más que probable presencia de Robinho, le
cierran las puertas prácticamente del primer equipo.
En el club quieren que siga en el filial en Segunda División
pese a contar con ofertas de varios clubes de Primera. El que más
le ha seguido ha sido el Real Zaragoza. De hecho Pedro Herrera,
ayudante de Pardeza en el cuadro maño, se desplazó hasta la capital
de España en varias ocasiones para seguir los partidos del filial
blanco. Y casi siempre que aparecía, Soldado marcaba. No es el
único club que se ha fijado en él, pero siempre se han encontrado
con la negativa a dejarle marchar del Real Madrid. Su gran
actuación en la gira mundial de verano pueden cambiar las cosas,
aunque lo que está claro es que los dirigentes merengues confían en
este delantero centro a la antigua usanza, que convierte en gol
casi todo lo que toca con el pie derecho y con la cabeza.
Su punto débil es el pie izquierdo, por lo que celebra por todo
lo alto con sus compañeros, sobre todo con Juanfran Torres, los
goles que anota con la zurda. Pero, como él dice: «tiempo tengo por
delante para mejorar en todos los aspectos».
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