El Sevilla rompió ayer en el estadio Son Moix una racha de cinco partidos sin ganar en la Liga al derrotar 0-1 a un Mallorca al que ha dejado con un pie y medio en Segunda división.

Julio Baptista marcó de penalti, forzado por él mismo, en una jugada clave al finalizar la primera parte, ya que en esa misma acción fue expulsado Gonzalo de los Santos por doble amonestación. Poco antes, el venezolano Juan Arango había abandonado el campo inconsciente, tras un codazo del sevillista Javi Navarro.

La desgracia se cebó con el Mallorca en los últimos minutos de la primera parte. Primero, con la lesión de uno de sus jugadores emblemáticos, el venezolano Juan Arango, que cayó fulminado al suelo tras un forcejeo con Javi Navarro. Inconsciente, el jugador sudamericano abandonó el terreno de juego, ante las protestas del público, que exigía la expulsión de Navarro.

En un ambiente enrarecido, el penalti a Baptista, que transformó el propio brasileño, y la posterior expulsión del uruguayo Gonzalo de los Santos, dejaron al Mallorca al borde del K.O. Los «rojillos», que hasta entonces habían jugado un partido bastante aceptable, aunque como siempre, sin claridad ni ideas para crear ocasiones de gol, tuvieron que afrontar la segunda parte con el marcador en contra e inferioridad numérica.

El Sevilla no hizo mucho más que el Mallorca, pero le bastó con su contundencia defensiva.

El técnico del Mallorca, Héctor Cúper, alineó a tres centrales -Ramis, Ballesteros y Iuliano- para contrarrestar la potencia del ataque andaluz, y lo logró, hasta el penalti.