DEPORTIVO: Munúa (-), Scaloni (*), Coloccini (*), Andrade (*), Romero (*), Sergio (-), Mauro Silva (**), Víctor (*), Valerón (-), Luque (*)y Tristán (-).
Cambios: Fran (**) por Sergio, Munitis (*)por Víctor y Duscher (*) por Mauro Silva.
BARCELONA: Víctor Valdés (***), Belletti (*), Puyol (**), Oleguer (**), Silvinho (*), Xavi (*), Márquez (*), Deco (*), Giuly (**), Etoo (**) y Ronaldinho (*).
Cambios: Gerard (*) por Giuly, Iniesta (*)por Ronaldinho y Maxi (*) por Etoo.
Àrbitro: Rubinos Pérez (Comité madrileño). Tarjetas a Andrade, Romero, Scaloni, Etoo y Puyol. Roja a Márquez.
Goles:
0-1, minuto 10, Giuly.
Javier Villanueva|LA CORUÑA
El Barcelona dio un nuevo paso hacia la consecución del título de Liga tras imponerse por 0-1 al Deportivo en Riazor, en un encuentro en el que los de Frank Rijkaard sin grandes alardes, pero con una gran solvencia, se impusieron a un conjunto gallego, que acusó en exceso la falta de un rematador. Visitantes y locales se empeñaron en acotar, al menos en la primera mitad, todo el peligro al estrecho pasillo que recorre una de las bandas de Riazor, en la que Enrique Romero y Albert Luque, por los deportivistas, y Belletti y el francés Ludovic Giuly, por los azulgrana, las mostraron virtudes y carencias de cada equipo.
Por el lado barcelonista, la decisión parecía motivada por la clara superioridad del interior diestro galo, que superó una y otra vez por clase y velocidad al veterano zaguero Romero, mientras que por el lado blanquiazul la razón hay que buscarla en la cada vez más evidente incapacidad de Diego Tristán en la delantera. El ariete sevillano, pese a intentarlo en todo momento, parece muy lejano de aquel delantero que maravilló hace varias temporadas, por lo que las opciones ofensivas de los gallegos quedan reducidas únicamente a la capacidad de sorpresa de Luque desde la banda izquierda.
No es de extrañar por tanto que las primeras opciones de peligro llevaran la firma del internacional español, empeñado en caer una y otra vez en fuera de juego, y de Giuly, que no desaprovechó un remate fallido de Silvinho al rechace de una falta botada por Márquez para poner a los diez minutos de juego el 0-1. Reaccionó con entereza el Deportivo, que logró, gracias sobre todo al espectacular trabajo de Mauro Silva, arrebatar al Barcelona el balón y el dominio del juego, aunque la sapiencia de Mauro, y la clase de Valerón, pierden cualquier sentido ante la falta de poderío rematador.
Pudo resolver el Barcelona el encuentro nada más comenzar la segunda mitad, pero el tiro de Etoo se fue ajustado al palo de la portería defendida por Munúa. Ni la expulsión de Márquez acabó con la sensación de que los catalanes sentenciarían el choque cuando y como quisieran, incluso sin Ronaldinho. La sustitución del brasileño pareció espolear al Deportivo, que dispuso de una inmejorable ocasión en las botas de Tristán, pero el corazón no parece argumento suficiente para doblegar a este Barcelona, que dio un nuevo paso para proclamarse campeón.
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