ADECCO ESTUDIANTES 104
PAMESA VALENCIA 106

ADECCO ESTUDIANTES (25+31+19+19+10): Rodríguez (8), Juan Jasen (2), Jiménez (3), Patterson (6), Garcés (24) -cinco inicial-, Hernán Jasen (20), Iturbe (23), Vidaurreta (0), Loncar (15) y Miso (3).

PAMESA VALENCIA (29+27+19+19+12): Llompart (9), Rakocevic (27), Luengo (4), Oberto (8), Tomasevic (15) -cinco inicial-, Kammerichs (19), Montecchia (12), Arteaga (1), Yebra (6) y Urtasun (5).

Àrbitros:Arteaga, Pérez Pizarro y Martínez Díez. Excluyeron por personales a Montecchia (m.39), Kammerichs (m.45) y Luengo (m.45).

Jorge Muñoa|MADRID

La Demencia decidió guardar silencio, el Estudiantes y el Pamesa Valencia desatar un torrente ofensivo y ponerse a jugar un partido de baloncesto abierto, con toda la fuerza de sus bloques y sitio para el talento individual, que no necesitó la voz de nadie para ganarse un hueco entre los mejores, si no el mejor, choque de la temporada.

Después de todo, el espectáculo que madrileños y valencianos brindaron desde el parqué sacudió todo el pabellón. Los primeros veinte minutos acabaron con 112 puntos anotados (56-56). Era un ritmo de lujo para el observador, pero inconveniente para el Estudiantes, que en el intercambio de canastas llevaba todas las de perder frente a un rival como el Pamesa.

Los colegiales necesitaron ir al vestuario para entender que debían evitar la tentación de seguir en esa dinámica y poner un toque de esfuerzo defensivo si querían multiplicar sus opciones de éxito. El Pamesa también supo cambiar el discurso y bajar las piernas para proteger el aro y, por eso, la producción anotadora bajó después del descanso, pero no la intensidad.

El Pamesa logró distanciarse por siete puntos (19-27), pero Rakocevic, el hombre de mayor impacto en la Liga durante las últimas jornadas, encontró un oponente dispuesto a hacerle sombra: Iker Iturbe. La polivalencia del ala-pívot vitoriano, útil en la zona y peligroso en el lanzamiento lejano, dio muchos problemas a los postes valencianos y un buen manojo de canastas al Estudiantes.

Iturbe selló la primera mitad con un triple desde campo propio que hizo tablas (56-56). Ahí se acabó la parte del cuerpo a cuerpo sin más. Venía el turno del cuerpo a cuerpo con todas las de la ley, en ataque, si, pero también en defensa.

El Estudiantes volvió con ese propósito y empezó a moverse en las nuevas coordenadas con cierto adelanto sobre el Pamesa, que se amoldó directamente sobre la pista a la nueva propuesta, pero con un pequeño retraso que dejó la iniciativa en manos del anfitrión, momentáneamente, y dio paso al frente a frente sin cuartel.

A partir de ahí, tirones desde un lado y desde otro y Pedro Llompart, un base que ha saltado desde la LEB 2 a la ACB, que aparece en la línea de tiros libres a falta de nueve segundos con 94-93 en el contador. Fallo en el primero, acierto en el segundo y un mal tiro de Garcés en la última posesión. A la prórroga (94-94).

Garcés colocó un tapón a Rakocevic y Luengo cometió la quinta personal. Sergio Rodríguez entró al círculo. 103-103 en el parcial. El canario falló el primero, pero anotó el segundo. La victoria ponía rumbo al vestuario local y, de pronto, Pedro Llompart sacó la muñeca en un triple perpendicular al aro que hizo diana. Un final digno para lo que se vio sobre la pista: un gran partido y dos equipos con mayúsculas.