Carlos de Torres|COLLADO VILLALBA
El español Constantino Zaballa, del Saunier Duval, consiguió el sueño de su vida profesional al imponerse ayer en solitario en la decimonovena etapa de la Vuelta disputada entre Avila y Collado Villalba, de 142 kilómetros, en un día de máxima tranquilidad para los favoritos, con Heras sin problemas para mantener el jersey oro de la prueba.

«El que la sigue la consigue», dijo Zaballa nada más acabar la etapa, y a fe que es cierto, pues se trata de uno de los corredores más combativos del pelotón. Este corredor cántabro, habitual en el sacrificio de las escapadas, en los demarrajes, animador de carreras, algún día tenía que compensar sus esfuerzos.

Y por fin abrazó la gloria con un premio que le paga todos los duros entrenamientos propios de un profesional. El día grande en que pudo levantar en solitario, con tiempo para el festejo, los brazos al cielo, donde su fallecida madre estaría emocionada viendo el triunfo de su hijo.

Zaballa, gestor de la escapada buena del día en los primeros kilómetros junto a 19 corredores más, decidió emprender la aventura en el km 34 cargado de ilusión y convencido de sus posibilidades. Con mucha etapa por delante resistió como un jabato y en Collado Villalba se presentó con un tiempo de 3h.33.32, a una media de 39,900 kms/hora.

El discípulo de Matxín, de 26 años y declarado admirador de Alejandro Valverde, aventajó en 1.23 a sus ex compañeros de fuga, donde había algunos nombres de postín, como dos vencedores del Giro: Cunego y Garzelli. Los favoritos finiquitaron el paseo mañanero sin arañazo alguno a más de 6 minutos, de manera que Heras, Santi Pérez, a 1.13 y Valverde, a 2.15 siguen en posiciones de podio.

Una etapa de transición que no tuvo mayor trascendencia, en espera de tiempo mejores y más espectaculares con la llegada de la etapa de los puertos madrileños, donde tendrán que quemar la pólvora los candidatos a derrocar a Heras. Solo Zaballa salvó la fecha de no pasar a la historia como un interminable bostezo.