Hushovd, de veintiséis años y ligado a su actual equipo desde
que debutó en profesionales en 1999, apareció pletórico de fuerza
en medio del chaparrón para levantar los brazos en vencedor con un
tiempo de 3:54.22 y apuntarse un éxito que le sirve de complemento
al que ya obtuvo al vestirse de amarillo tras la segunda etapa con
final en Wasquehal.
El ciclista nórdico, campeón de su país, obtuvo su séptima
victoria de la temporada y la segunda en el presente Tour, ya que
en la edición de 2002 ya dejó constancia de su poderío en la etapa
de Bourg en Bresse.
En Quimper hizo el doblete tras batir en un duro esprint lanzado
por el italiano Paolo Bettini al campeón luxemburgués Kim Kirchen y
al alemán Erik Zabel, quien sigue en fase de sequía a pesar de todo
el agua que está arrojando el Tour 2004.
La general quedó como estaba con Voeckler al frente, el
australiano Stuart O'Grady segundo y el francés Casar tercero a
3:01 y 4:06, respectivamente. Tampoco hubo alteraciones entre la
jerarquía de la carrera. Se mojaron, como todos, pero terminaron
entre ellos como estaban, es decir con el estadounidense Lance
Armstrong sexto a 9:35 del líder pero con 36 segundos por encima de
Hamilton, 43 respecto al ciclista del Illes Balears Francisco
Mancebo, 55 sobre Jan Ullrich, 1:17 a Basso, 1.45 a Heras y 5:58 a
un Iban Mayo que poco a poco se recupera del varapalo padecido días
atrás, cuando se desplomó en la clasificación general como
consecuencia de una caída que le apartó del grupo de cabeza, y con
ello se evaporaron buena parte de las opciones de victoria del
vasco.
El pelotón se encaminó a la jornada de descanso de hoy con
magulladuras. A falta de ocho kilómetros para la línea de meta se
cruzó un perro en la carretera y provocó una montonera que
perjudicó, entre otros, a los españoles del Liberty Seguros Angel
Vicioso y Marcos Serrano y a Mikel Pradera, del Illes Balears.
No faltó la escapada del día. Esta vez los protagonistas fueron
el danés Jacob Piil (CSC), que siempre se apunta a las aventuras,
el italiano del Fassa Tosato y el alemán del Gerolsteiner Scholz.
Saltaron en el kilómetros 15 y juntos sufrieron el agua, el viento
y el frío, además del acoso del pelotón.
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