Más de 20.000 seguidores del Atlético de Madrid dieron el último adiós a Jesús Gil, quien fuera presidente del club rojiblanco durante los últimos 17 años, que falleció el viernes, como consecuencia de un infarto cerebral.

La afición del Atlético volvió a acudir en masa al estadio Vicente Calderón, pero en esta ocasión no fue para animar al equipo, sino para mostrar su condolencia a la familia Gil, que durante toda la mañana recibió el apoyo de autoridades políticas y representantes del mundo del fútbol y del espectáculo.

Instalada en la sala de honor del estadio, por la capilla ardiente pasaron más de 20.000 aficionados, según fuentes del club, durante las seis horas que permaneció expuesto el féretro de Gil, cubierto con una bandera rojiblanca.

Desde las diez de la mañana a las cuatro de la tarde, el tiempo que permaneció abierta la capilla ardiente, miles de seguidores rodearon el estadio Vicente Calderón y completaron, con sentidas dedicatorias, los cinco libros de condolencias que el club dispuso para que expresasen sus sentimientos durante el acto.

La sala de honor se convirtió en el centro del peregrinar de personalidades y aficionados anónimos que trataban de consolar a la familia y mostraron su respeto ante el féretro, que estuvo flanqueado por las tres Copas del Rey y la Copa de la Liga, los trofeos que conquistó el Atlético durante el mandato de Gil.

Las notas del himno del club, más solemnes que nunca, dieron paso al responso oficiado por el capellán del club, el padre Daniel.