BARCELONA: Víctor Valdés (*), Gabri (*), Puyol (**), Reiziger (*), Van Bronchorst (*), Xavi (*), Cocu (*), Motta (*), Gerard (**), Luis García (*) y Kluivert (**).
Cambios: Quaresma (**) por Gabri, Overmars (**) por Luis García y Saviola (-) por Motta.
REAL MADRID: Casillas (***), Michel Salgado (*), Pavón (*), Raúl Bravo (*), Roberto Carlos (**), Helguera (*), Beckham (**), Figo (*), Raúl (*), Zidane (*) y Ronaldo (*).
Cambios: Portillo (-) por Ronaldo y Solari (-)por Raúl.
Àrbitro: Carmona Méndez. Mostró tarjeta amarilla a Motta, Roberto Carlos, Cocu, Puyol, Xavi, y Michel Salgado.
Goles:
0-1, Minuto 37, Roberto Carlos.
0-2, Minuto 75, Ronaldo.
1-2, Minuto 83, Kluivert.
Txema García|BARCELONA
El Real Madrid pasó ayer una página en la historia al derrotar al Barcelona en el Camp Nou (1-2), algo que no conseguía en partido de Liga desde hace 20 años, en un partido vibrante marcado por la superioridad blanca en la primera mitad y una reacción llena de furia y entrega de los azulgrana en la segunda.
El entrenador del Barcelona, Frank Rijkaard, planteó de salida ante el Real Madrid el partido del miedo, con un equipo confeccionado más para destruir el potencial ofensivo de su rival que para crear juego. Ausente por lesión la gran estrella azulgrana Ronaldinho Gaucho, con otros dos de los mejores atacantes en el banquillo (Javier Saviola y Ricardo Quaresma) y un equipo plagado de centrocampistas (se formó un rombo en la medular integrado por Phillip Cocu, Xavi Hernández, Thiago Motta y Gerard López), Rijkaard no tuvo problemas en ceder terreno y el control del balón a su rival.
Planteamineto
El planteamiento era claro, impedir la creatividad y la capacidad de desequilibrar de la Galaxia blanca, y esperar agazapados robar un balón y sacar petróleo de él en algún contraataque. El guión iba según lo previsto, con dominio territorial de los madridistas pero prácticamente sin crear peligro, hasta que en una jugada aislada lo rompió en mil pedazos el lateral madridista Roberto Carlos.
El brasileño recibió un pase atrás de Beckham en el minuto 37 y golpeó desde fuera del área el balón con gran potencia, con la fortuna de que lo desvió ligeramente Michael Reiziger, lo suficiente para darle un efecto extraño a la pelota y meterla en la red fuera del alcance del portero barcelonista Víctor Valdés.
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