La jornada fue inolvidable para los españoles, protagonistas y
animadores de una carrera que no olvidará Armstrong por mucho que
saliese de líder, ya que por primera vez en muchos años sufrió
ataques permanentes de todos sus rivales en el ascenso al Alpe
d'Huez. Además, volvió a conocer cómo se las gasta Mayo, quien le
hizo sufrir en la pasada Dauphiné, concretamente en el Galibier.
Armstrong se puso al mando de la general, pero no pasó el rodillo
como es su costumbre. La ventaja de 40 segundos respecto a Beloki,
segundo, y de 1.10 sobre Mayo, tercero, tiene que ver con la
contrarreloj por equipos y no con el duelo mano a mano de la
primera etapa clave. La carrera al menos no se ha cerrado a las
primeras de cambio. Mancebo cuarto, Zubeldia quinto, Beloki sexto y
Laiseka noveno, completaron el festival español en la etapa más
esperada del Tour del Centenario.
El paso de la gran montaña se produjo después de un exhaustivo
control de US Postal, que primero permitió varias escapadas
anecdóticas para luego ponerse serio en las primeras rampas del
Galibier. Los hombres de Armstrong pusieron un ritmo para que no se
moviera ni el viento, y lo consiguieron. Nadie se atrevió a
respirar. Landis e Hincapie primero, y Beltrán y Rubiera después,
llevaron a su jefe en butaca en medio de un escenario donde todos
chupaban rueda. Heras, en la reserva activa. Los Beloki, Mancebo,
Ullrich, Vinokurov y Hamilton subían sin rechistar y al ritmo azul
del US Postal. En el descenso empezaron los ataques. El español
Mikel Astarloza, del AG2R y el campeón de Francia Didier Rous
volaron cuesta abajo y con una renta de 2.20 se presentaron en las
primeras rampas del Alpe d'Huez, en cuyas cunetas se vive la pasión
del ciclismo. Y ahí empezó la fiesta, pero la española.
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