El favorable sorteo del Grupo Mundial, en el que España podrá
disputar al menos las dos primeras eliminatorias como local, trajo
a la mente los recuerdos del mítico 2000 donde se logró la
«Ensaladera de plata» por primera y única vez en la historia.
El primer rival, Bélgica, no presentaba un currículum suficiente
para poder asustar al poderoso equipo español que incluía a cuatro
jugadores entre los 20 primeros de la clasificación mundial de la
ATP, y los partidos acabaron por confirmar dicha teoría.
Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyà, tercero y cuarto del mundo,
respectivamente, cumplieron con su papel en los dos primeros
individuales donde no cedieron ni un solo set, mientras que el
doble formado por Alex Corretja y Albert Costa sufió para ratificar
la clasificación.
Ferrero puso el 4-0 tras imponerse en un partido de apenas una
hora al joven Vliegen por 6-4 y 6-1. El belga, casi sin experiencia
internacional y que debutaba en la Copa Davis, fue la grata
sorpresa de la eliminatoria, con un tenis agresivo y eficaz, aunque
falto de consistencia, que podría convertirle en un prometedor
jugador en el futuro.
Pero el esfuerzo hecho en el encuentro de dobles pasó factura a
Vliegen, que no pudo hacer nada ante el vendaval desplegado por uno
de los mejores jugadores del mundo sobre tierra batida.
El partido fue un entrenamiento para Ferrero, al que no le dio
tiempo ni a sudar, y dos rupturas del servicio del belga en cada
set fueron suficientes para superar el trámite.
Sevilla, que se volcó para acoger la eliminatoria de la Copa
Davis en las pistas del Centro de Tecnificación «Blas Infante» de
la capital hispalense, apenas pudo presenciar espectáculo en la
última jornada.
El único que puso algo de brillo fue Moyà, que se empleó a fondo
y ofreció una muestra de sus mejores golpes que levantaron a los
aficionados de sus asientos.
El mallorquín no quiso ser menos que su compañero Ferrero y en
tan sólo 57 minutos derrotó al número dos belga, Christophe Rochus
por un doble 6-2, pero su calidad quedó reflejada en varios
momentos del choque en su vuelta al equipo español de Copa
Davis.
Si antes de comenzar la eliminatoria había comentado su
intención de devolver la confianza que los capitanes habían
depositado en él, Moyà demostró que tiene la categoría suficiente
para ser un jugador fijo en esta competición.
Para despejar cualquier duda, rompió el servicio de Rochus en el
primer juego del partido y lo volvió a repetir en el séptimo para
adjudicarse el primer set por 6-2 en apenas 23 minutos.
Moyà volvió a quebrar el saque de Rochus en el primer juego de
la segunda manga e hizo estallar de júbilo a la afición sevillana
en el segundo.
Una bola profunda del belga pilló adelantado al mallorquín, que
tuvo que correr hacia atrás para intentar golpear la pelota. Su
paralelo, por debajo de las piernas, superó la subida de Rochus y
el juego subió al marcador del equipo español ante la atronadora
ovación de los aficionados que a punto estuvieron de sacarlo a
hombros.
Un último esfuerzo del jugador belga le permitió romper el saque
de su rival en el sexto juego (4-2), pero en el siguiente, Moyà
recuperó la ventaja.
Con el servicio a su favor, el mallorquín remató la faena a lo
grande, como los grandes matadores. Tres saques directos, que
Rochus no pudo ni intuir, pusieron fin al partido y a la
eliminatoria que sitúa a España en cuartos de final.
Su rival en la siguiente fase, que se disputará del 4 al 6 de
abril en territorio español (posiblemente Valencia), será Croacia,
que eliminó a Estados Unidos.
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