El partido de la segunda jornada de la Liga de Campeones entre el
Barcelona y el Newcastle inglés, suspendido ayer a causa de la
fuerte lluvia caída sobre la Ciudad Condal, se disputará finalmente
hoy miércoles, a las 20.45 horas.
La fecha del nuevo partido fue decidida en una larga reunión
mantenida por representantes de los dos equipos con el árbitro
designado para el encuentro, el belga Frank de Bleeckere, y con el
delegado de la UEFA, el letón Janis Mezeckis.
La reunión se extendió más de lo previsto ya que debían
compatibilizarse los intereses de ambos clubes con los de la UEFA y
las televisiones que retransmiten los encuentros.
El colegiado, de acuerdo con el delegado de la UEFA y los
delegados de los dos equipos, había tomado la determinación de
suspender el partido, que debía disputarse sobre las 20.45 en el
Camp Nou, más de una hora antes de su disputa, tras comprobar que
el césped estaba impracticable debido a la fuerte lluvia caída en
las últimas horas sobre Barcelona.
Mezeckis y De Bleeckere comparecieron sobre las 20.50 horas de
ayer noche para informar de las circunstancias que habían llevado a
la suspensión del partido.
El árbitro belga explicó que cuando salió a comprobarayer tarde
el estado del césped «el campo estaba imposible para jugar. La
pelota no botaba ni se movía, por eso el partido se ha
suspendido».
Unos 60 litros por metro cuadrado han caído sobre la capital
catalana en las últimas 15 horas, especialmente en dos fuertes
rachas durante la pasada madrugada y ayer por la tarde.
Sobre las 17.00 horas, el colegiado había comprobado que el
estado del césped era aceptable, pero a partir de esa hora comenzó
a caer una fuerte tromba de agua que lo convirtió en una piscina
impracticable.
Curiosamente, a la hora del inicio del partido la perturbación
se estaba alejando de Barcelona, y el césped no ofrecía tan mal
estado como el que tenía en el momento de decidirse la suspensión.
Pero la decisión de aplazar el partido ya se había tomado.
Tanto el árbitro como los delegados y entrenadores de ambos
equipos quisieron comprobar in situ el estado del césped más de una
hora antes del inicio del partido, y en seguida se apercibieron de
que había importantes charcos en muchas zonas y que el balón
quedaba frenado por el agua.
Tras tomar la decisión de suspender el encuentro, se mantuvo una
reunión para decidir la nueva fecha para su celebración, que se
prolongó más de lo previsto.
El Newcastle pretendía que el partido se disputase ayer mismo,
para no perjudicar a los cerca de 4.000 seguidores del equipo que
se habían desplazado.
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