El marsellés contrarrestó la derrota encajada por su compatriota
Paul-Henri Mathieu en el choque que abría la final ante el número
uno ruso, el moscovita Marat Safin. Grosjean tuvo en su mayor
adaptación a la tierra batida una de sus principales armas, ante un
errático Kafelnikov que se mostró excesivamente inseguro con su
servicio, en especial en la segunda y tercera manga donde
únicamente logró conservarlo en una ocasión.
Este fue un duro hándicap para un Kafelnikov que busca en esta
Copa Davis un broche de oro para poner el final a su carrera
después de haber tomado parte en las dos anteriores finales en la
que estuvo Rusia. Aunque, el ruso demostró estar muy lejos del
jugador que en el 96 se coronó en Roland Garros.
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