Felipe Recuero (ZOLDER) BÉLGICA
El italiano Mario Cipollini es el nuevo campeón del mundo de fondo en carretera, al imponerse con autoridad a dos de sus mayores enemigos en las llegadas masivas como son el australiano Robbie McEwen y el alemán Erik Zabel. El hasta ayer campeón, Óscar Freire, nada pudo hacer para defender su título al sufrir un percance mecánico tras haber salvado una caída masiva a unos cuatro kilómetros del final.

Era un mundial para sprinters y la lógica se cumplió, aunque un percance impidió a otros velocistas, entre ellos a Óscar Freire, intentar luchar en igualdad de condiciones por el maillot «arco iris» que va a lucir Cipollini. Freire, que había salvado el corte, acto seguido alguien o algo se le metió en los radios de su rueda delantera rompiendo tres de ellos.

Mario Cipollini, que toma el relevo de Óscar Freire, habitual en los tres mundiales anteriores en el podio para recoger dos medallas de oro y una de bronce, invirtió en los 256 kilómetros, 5 horas, 30 minutos y 3 segundos, lo que significa una velocidad media de 46'538 kilómetros por hora. Tras él, el australiano Robbie McEwen y el alemán Erik Zabel, plata y bronce, respectivamente.

Fueron 20 vueltas a un circuito de 12'8 kilómetros, con 201 corredores en la partida repartidos en 39 países, prueba que resultó rápida, pero más sosa de lo esperado, pues dio la impresión, por aquello de que en el trazado está el itinerario del circuito de Zolder, de que fue una especie de carrera de fórmula uno donde al que coge la posición es muy difícil arrebatársela.

La carrera comenzó rápida, pero con menos nervios que en otras ocasiones. No se registraron los ataques iniciales de corredores desconocidos que suelen acaparar el protagonismo que fue para el francés Durand, un buen rodador y que daba la impresión de que su selección quería tensar la carrera desde el principio.