Efe INGLATERRA
Europa tumbó en The Belfry (Inglaterra) tras los partidos de individuales de la Copa Ryder al Imperio del golf, los Estados Unidos, por 15'5-12'5, para adjudicarse su octavo entorchado tras 27 ediciones disputadas desde 1927.

Las lágrimas del escocés Sam Torrance, capitán europeo, estaban más que justificadas cuando observó que el irlandés Paul McGinley, uno de los cuatro debutantes, había embocado un «putt» de 4 metros en el «green» del 18 para empatar con Jim Furyk y dar el medio punto necesario para el triunfo. Fue una victoria demoledora de un domingo memorable. Europa sólo sumó dos partidos perdidos de los doce en juego, y ganó con un margen de 3 puntos, lo que no ocurría desde 1985 cuando Europa ganó por 4 de diferencia (16'5-11'5) precisamente en este mismo escenario.

El sueño de Torrance se había hecho realidad. Casi no pudo reaccionar ante el acierto final de McGinley. Al tiempo, el grupo de jugadores europeos saltaron del césped que rodea al «green» para abrazar al irlandés. Su «putt» final pasará a la historia. Europa recuperaba la Copa Ryder aplazada por los atentados del 11-S y que perdió en Brookline en 1999, esta vez en medio de un ambiente de máxima deportividad.

No obstante, Torrance, tras el empate a 8 puntos de la víspera, manejaba una estadística preocupante. De los 7 últimos partidos de individuales en Copa Ryder, los Estados Unidos habían ganado 6. Sólo en 1995 la jornada dominical fue ganada por Europa.

El capitán europeo arriesgó y se jugó el todo o nada en los 6 primeros partidos. En ellos colocó a sus pesos pesados: Montgomerie, García, Clarke, Langer, Harrington y Bjorn. Los cuatro debutantes iban detrás y el desdibujado Parnevik como cierre, con Tiger Woods.

Su homólogo Curtis Strange repartió a sus hombres, con una traca final reservada. Davis Love III, Phil Mickelson y Tiger Woods cerraban la lista para los individuales.