Roberto Heras, perseguido por José Antonio Flecha, durante la subida final.

Carlos Torres - SALAMANCA
Santi Blanco, del iBanesto.com, vencedor de la etapa, y Roberto Heras, del US Postal, segundo y líder reforzado de la Vuelta tras aventajar a Aitor González en 37 segundos, cumplieron en su tierra un sueño compartido y fueron los grandes protagonistas en la cima inédita de La Covatilla. Los dos bejaranos no pudieron hacer mejor homenaje a «su» etapa y entre ambos se repartieron la gloria. Blanco alzó los brazos tras cubrir los 193'7 kms entre Salamanca y La Covatilla en 5h.04.15 y Heras entró a continuación a 39 segundos de su paisano y con 37 de ventaja sobre su principal enemigo en la general, Aitor González, octavo. Heras y Aitor han sido los elegidos para decidir la Vuelta en la contrarreloj de Madrid. El líder cuenta, en principio y a falta de la difícil etapa de Avila, con 1.12 de renta. Será la lucha del escalador que ha mejorado en las cronometradas contra el contrarrelojista que mejor sube.

Mientras Santi Blanco culminaba con agonía una hazaña que nació en los últimos kms del Puerto de Tornavacas, cuando se marchó en solitario, en La Covatilla se libró la gran batalla entre los favoritos. Era el día señalado de Heras. No hay otro. Y el jefe del US Postal se la jugó con dos ataques marca de la casa que le permitieron marcharse en su particular lucha por morder segundos al cronómetro. La primera sacudida llegó a falta de 8 kms. Logró irse solo, pero Aitor logró enganchar poco después. El corredor del Kelme no perdió los papeles y Sevilla y Beloki, tampoco se descomponían, lo contrario que Iban Mayo, fuera de combate desde pie de puerto y a 2.38 del ganador en la cima.

La segunda andanada, a 4 kms de meta, fue la definitiva. Aitor no pudo seguir, pero al menos, cuando peor lo pasaba, recibió la mano tendida de su compañero Sevilla, quien acató las órdenes de su director. Beloki, reguló mejor. Un hombre de más experiencia que sabe guardar sus fuerzas y dosificarse cuando vienen mal dadas. El corredor del ONCE fue cuarto a 51 de Blanco y en la general tiene idéntico puesto a 2.09 a un peldaño del podio, cuyo tercer puesto es de Sevilla a 1.45. La esperada etapa de la Covatilla no decidió la Vuelta, pues las diferencias «no fueron las deseadas», según Heras y «no son insalvables», según Aitor, por lo que la carrera lleva camino de resolverse con toda la emoción del mundo en el Bernabéu.

La jornada volvió a ser movida desde el principio. El equipo Saeco pintó la etapa de rojo en el ascenso al Puerto de Honduras, de primera, con un ritmo muy vivo que puso en fila al pelotón. Los hombres de Gilberto Simoni tiraban con todos sus efectivos manteniendo a raya la escapada de 19 hombres que marchaban en fuga. Heras, muy atento, contaba con la protección de su equipo, tranquilamente a rueda y sin sobresaltos. En el Puerto de Tornavacas (2ª) llegó el momento clave de la etapa. Blanco saltó cerca del alto y en territorio conocido se marchó con mucha fuerza en solitario camino de la gloria. El peso en el grupo de favoritos pasó al US Postal. Chechu Rubiera asomaba en cabeza escoltado por dos corredores del Acqua e Sapone, equipo que echó una mano a los de Bruyneel, con Perdiguero, un esprinter, en tareas de escalador tirando fuerte del pelotón.

El estadounidense Christian Vandevelde y Rubiera aguantaron el tirón en El Tremedal (2ª) en las labores de subir al líder. Blanco ya tenía más de dos minutos respecto a los perseguidores y más de 6 al pelotón principal. Quedaba el último puerto y el momento más esperado de la Vuelta. En La Covatilla, de nuevo Perdiguero, el mejor amigo de Aitor González, se alió con Heras y fue el encargado de lanzar al bejarano antes de que este despegara. Belda no vio con buenos ojos ese gesto, a pesar de que sean cosas del ciclismo y al final de la etapa mostró su enfado ante los medios de comunicación.