67 BRASIL: Machado (25), Ferraciu (2), Mazzuchini (6), Sandro Varejao (4), Anderson Varejao (6) "cinco inicial", Giovannoni (9), Klafke (6), Splitter (1), Filho (2) y García (6).
84 ESPAÑA: Rodríguez (6), Navarro (11), Jiménez (12), Gasol (23), Garbajosa (12) "cinco inicial", Paraíso (3), Angulo (6), Marco (4), Alfonso Reyes (5) y Calderón (2).
Arbitros:
Jones (USA) y Cazzaro (ITA). Excluyeron por personales a Anderson Varejao (m.38), Mazzuchini (m.38). Señalaron técnica a Anderson Varejao (m.30) por protestar.

Jorge Muñoa INDIANÀPOLIS
España dio una lección de honestidad a los maledicentes que pensaban en una derrota voluntaria frente a Brasil para así evitar el cruce con los Estados Unidos en una supuesta semifinal, una componenda que sólo de oirla, descomponía el estómago de los internacionales y los técnicos españoles.

El desgaste ha cobrado carácter de síntoma en el equipo de Javier Imbroda, para qué negarlo. El cansancio pesa en las piernas del equipo español como precio acorde a la intensidad defensiva que pretende y ha desplegado en lo que va de Mundial, salvo en el partido ante Puerto Rico, pero eso es una cosa y otra saltar a la pista para regalar la victoria al contrario.

La losa del cansancio pesa sobre varios equipos, incluido el brasileño, que antes de empezar a jugar también dudaba de las verdaderas intenciones de España. Los suramericanos, al menos, limitaban sus vacilaciones a meras conjeturas, sin atreverse a darlo por hecho, como otros.

La selección española nunca jamás pensó en dejarse vencer para evitar a los estadounidenses en semifinales. Entre otros, porque primero hay que disputar la eliminatoria de cuartos. Ni siquiera en plena decepción por el tropiezo contra Puerto Rico consideró esa posibilidad, impropia de un deportista y ultrajante para cualquier selección por lo que significa defender al propio país.