Gregorio Manzano sólo ha necesitado unas semanas para recuperar la ilusión del aficionado mallorquín. Cuando parecía imposible rescatar el entusiasmo de la grada tras vivir una mala temporada y contemplar como se especulaba con la venta de las estrellas, el equipo está mostrando su alta competitividad. El Mallorca viene de ganar el Trofeo Ramón de Carranza y afronta el inicio del nuevo curso con mentalidad ganadora. El grueso de la plantilla del Real Mallorca aterrizó ayer en el aeropuerto de Son Sant Joan y se volvieron a encontrar con los treinta y cinco kilogramos de copa conseguidos en Cádiz. Son la muestra de que el comienzo de año será distinto.
Bernd Krauss y Sergio Kresic dilapidaron la renta de Luis Aragonés y el Mallorca necesitaba un cambio de mentalidad. Gregorio Manzano es un maestro de la psicología y ya le ha explicado a sus nuevos futbolistas lo que quiere de ellos. El bloque comienza a captar las nuevas ideas y se siente confiado. Uno de los jugadores importantes en el sistema bermellón es Marcos Martín. El centrocampista mallorquín señaló a su llegada a Palma que «el equipo se va asentando. Estamos cogiendo el planteamiento que quiere el entrenador, pero tenemos que ir paso a paso. Vamos por el buen camino y todavía nos quedan quince días para preparar el primer partido de Liga».
El estreno mallorquinista en el campeonato será con el Valencia. El actual campeón de la Liga española también fue el rival en la final del Trofeo Ramón de Carranza. Marcos comentó que para el equipo ha sido una inyección de moral porque «se trata de un torneo muy prestigioso». También fue positivo el hecho de ganar al equipo de Rafa Benítez. «El Valencia es un equipo que está muy hecho. Trabaja de memoria y todos los jugadores rinden al cien por cien. Nunca están relajados y es uno de las plantillas más complicadas de ganar». Gregorio Manzano es un técnico que da confianza a los jugadores y que acostumbra a sacar el máximo jugo de ellos. La lesión de Lussenhoff trastocará sus planes en la zona defensiva, pero Miquel Àngel Nadal y Fernando Niño acreditan experiencia y calidad suficiente para ocupar el centro de la zaga.
La llegada de Lozano asegura trabajo defensivo en el centro del campo e Ibagaza será de nuevo el encargado de habilitar a los delanteros. Lo poco que se ha visto de este Mallorca invita a soñar con una nueva temporada mágica. El bloque está equilibrado y las expectativas son las máximas. No jugar competición europea permitirá que el conjunto rojillo se centre en la Liga y la Copa del Rey. Planteamientos técnicos a parte, el Mallorca del pasado curso pagó al inicio de temporada sus fracasos europeos. Anímicamente los jugadores sufrieron, igual que sus piernas, que se veían obligadas a jugar dos partidos por semana. El mal comienzo le hizo entrar en una dinámica peligrosa que heredó Kresic y que consiguió salvar Tomeu Llompart en el último partido del campeonato.
Las cosas parecen haber cambiado. El Mallorca es un equipo que desprende buenas vibraciones y los jóvenes se han empeñado en poner en un aprieto a Manzano para diseñar el once titular. El equipo de la temporada 2002-03 conjuga trabajo con calidad y experiencia con juventud. Además sobran ganas de volver a convertirse en uno de los grandes de la liga española. En poco más de dos semanas el Mallorca regresa a la competición. Las expectativas vuelven a ser importantes.
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