ALEMANIA: Oliver Kahn, Christoph Metzelder, Carsten Ramelow, Thomas Linke, Torsten Frings, Bernd Schneider, Dietmar Hamann, Jens Jeremies, Marco Bode, Oliver Neuville y Miroslav Klose.
Cambios: Asamoah por Jeremies, Ziege por bode y Bierhoff por Klose.
BRASIL: Marcos, Lucio, Roque Junior, Edmilson, Cafú, Gilberto Silva, Roberto Carlos, Kleberson, Ronaldinho, Ronaldo y Rivaldo.
Cambios: Juninho por Ronaldinho y Denilson por Ronaldo.
Àrbitro: Pierluigi Collina (ITA). Amonestados: Roque Junior y Klose.
Goles:
0-1, minuto 67, Ronaldo.
0-2, minuto 78, Ronaldo.

Enrique Escande. YOKOHAMA.
Ronaldo iluminó el mejor partido del Mundial de fútbol de Corea y Japón con dos golazos y Brasil obtuvo su anhelada condición de pentacampeón en una final que pareció de otro torneo, por su despliegue, sus numerosas situaciones de gol y porque Alemania también jugó decididamente al ataque. En dos jugadas en las que tuvo como socio a Rivaldo, Ronaldo Nazario de Lima se convirtió en el héroe de la noche brasileña de Yokohama y su rostro en la postal eterna de la victoria.

En el Mundial de Corea y Japón, la selección de Brasil ganó todos los partidos que jugó y ofreció una cuota de belleza futbolística y de contundencia ofensiva que salva al campeonato de la oscuridad y de los arbitrajes escandalosos.

La gloria de Brasil tiene esta vez doble mérito, porque venció a un equipo que había llegado a la final con la mejor defensa, pero que en el encuentro decisivo creció y se convirtió en un rival digno, ambicioso y noble.

Alemania sorprendió con una disposición táctica infinitamente más ofensiva que en sus anteriores partidos y, al aprovechar la lentitud de los medios brasileños, se hizo del balón cada vez que lo disputó en la zona central del campo y alteró, desde muy temprano y en varias ocasiones, el sistema defensivo del equipo sudamericano.