Efe. YOKOHOMA.
El árbitro italiano Pierluigi Collina dio ayer la razón a quienes le consideran el número uno de los colegiados con una dirección impecable de la final de la Copa del Mundo.

Después de tantas polémicas arbitrales en este Mundial, la FIFA no quiso el más mínimo desliz y designó al mejor para el partido más importante del torneo. «Ha sido maravilloso recibir una medalla de la FIFA. Es todo lo que deseas como árbitro», dijo Collina después del partido. El juez italiano arbitró con una facilidad pasmosa y no tuvo ningún problema, bien ayudado por sus asistentes, el sueco Leif Lindberg y el inglés Philip Sharp.

También le ayudó en su tarea el comportamiento deportivo de los jugadores y la suerte de que no se vio obligado a decidir sobre jugadas dudosas. «No tengo queja alguna del comportamiento de los jugadores. Actuaron de manera correcta y eso hizo que disfrutara del partido. Me siento muy feliz», afirmó.