Casillas, un joven que cumplió tan sólo 21 años el día en el que
España viajó hacia Corea del Sur para disputar el Mundial 2002, no
se considera un 'parapenaltis'. Prefiere hablar de 'fortuna', de
'suerte', pero a lo largo de su corta, intensa y exitosa carrera ya
ha mostrado su habilidad para salir airoso en esta ´lotería´
futbolística.
El arquero madrileño ha explicado que, en vez de elegir un sitio
de la portería y tirarse para llegar al balón si va por ese lado,
opta por aguantar mucho, porque tiene estudiado que muchos balones
van cercanos al centro y ahí tiene opciones de abortar el
lanzamiento del rival.
Contra Irlanda estuvo de '10'. Hizo un par de intervenciones de
auténtico mérito, pero sobre todo anduvo inspirado en los penaltis.
Primero salvó en el segundo tiempo uno lanzado por Ian Harte, el
especialista del equipo de Mick McCarthy.
Aunque no pudo evitar la igualada, materializada también de pena
máxima por Robbie Keane, en la tanda definitiva para desempatar el
encuentro se convirtió en 'San Iker', al despejar los disparos de
David Connolly y Kevin Kilbane, el tercero y cuarto de la serie de
los 'verdes', que se unieron al error en el segundo de Matt
Holland, quien mandó el balón al larguero.
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