La derrota es un lujo que no puede permitirse Portugal, porque
es el único resultado que le deja fuera del Mundial de forma
irremisible. Los hombres de Antonio Oliveira tendrán, por tanto,
que arriesgar la vida frente a unos coreanos que no saben batirse
en retirada.
Portugal, una gran potencia del fútbol europeo y el equipo más
goleador del continente en la fase de clasificación (33 dianas),
salió en el partido contra Polonia (4-0) del agujero en que se vio
sumido tras su derrota contra Estados Unidos (3-2). Los «chicos de
oro» necesitan, ahora, ratificar su recuperación.
El regreso del defensa Abel Xavier y del centrocampista Paulo
Sousa a los entrenamientos abrirá el abanico de posibilidades
tácticas para Oliveira, que por primera vez en el Mundial podrá
alinear al equipo que considere más conveniente. La Federación
Portuguesa ha querido transmitir un mensaje de tranquilidad al
técnico al garantizar su permanencia aun cuando el equipo fuera
eliminado, pero Oliveira necesita, a su vez, extender ese estado de
ánimo a unos jugadores que no han recuperado del todo la confianza
tras su desastroso comienzo.
Guus Hiddink, entrenador holandés de Corea, anticipó que su
equipo no sabe jugar más que al ataque y en esa característica
puede residir su mayor debilidad. La victoria de Dinamarca sobre
Francia (2-0) inspiró al técnico de Corea la actitud recomendable
frente a Portugal.
Los coreanos habrán de hacer frente a un equipo más técnico que
ellos, que intentará tener el balón en sus pies el mayor tiempo
posible para, de ese modo, restar valor a la velocidad coreana.
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