El tópico Malvinas es un recuerdo bélico desteñido por su uso
indiscriminado en asuntos deportivos y artísticos después de veinte
años de terminado el conflicto y de dos victorias argentinas en los
mundiales de México 86 y Francia 98, y como tal, en esta ocasión,
no ha despertado pasiones.
Lo que parece valer más que cualquier referencia rebuscada es la
calidad de los jugadores que van a enfrentarse, el atractivo estilo
futbolístico de ambos equipos y el recuerdo de alguno que otro roce
en el empate a dos en Saint Etienne en el Mundial de hace cuatro
años.
Batistuta-Beckham, Ortega-Owen, Simeone-Scholes son algunas de
las posibilidades de atracción que ofrece el encuentro que dirigirá
el prestigioso árbitro italiano Pierluigi Colina y que se jugará en
el estadio Sapporo Dome, que también tiene para exhibir un
asombroso alarde de tecnología.
El encuentro de hoy enfrentará a una selección argentina que ha
comenzado el Mundial con el pie derecho al vencer a Nigeria por 1-0
y a un equipo inglés al que le ha quedado mal gusto en la boca por
su opaca actuación en el segundo tiempo del partido con Suecia, que
empató a un gol.
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