China tiene más donde elegir y mucho más donde prepararse, pero
Costa Rica se siente favorita, apoyada en su buena actuación en la
pasada Copa América, en el primer puesto logrado en las
eliminatorias de la CONCACAF, en la experiencia de Italia´90 y en
los 21 puestos que tiene de ventaja sobre el equipo chino en la
clasificación FIFA (29 frente a 50). El equipo de Alexandre
Guimaraes ya no es una sorpresa, pero se enfrenta al reto de
confirmar en un torneo mundial todo lo que ha apuntado con
anterioridad.
El rival jugará en Gwangju como en su campo, porque la
clasificación para el Mundial ha despertado la euforia del «dragón
asiático».
China estará apoyada por 20.000 aficionados, frente a cerca de
1.500 costarricenses y será escrutada por más de un centenar de
periodistas, que ya han provocado la ira del técnico Bora
Milutinovic, por la falta de privacidad que tiene el conjunto. Es
precisamente Milutinovic la principal baza de China, porque el
técnico yugoslavo ha clasificado a los octavos de final a todas las
selecciones que dirigió en un Mundial (México, Costa Rica, Estados
Unidos y Nigeria) y, además, conoce perfectamente a un técnico que
al que tuvo como jugador. Pese a esta posible desventaja, Guimaraes
asegura que no está «obsesionado por el rival, sino por la
necesidad de concretar las posibilidades de pasar a la segunda
fase» que tiene su equipo.
Por eso, como dijo el centrocampista Rodrigo Cordero, Costa Rica
se siente preparada para hacer historia. «Queremos hacer algo
importante, tenemos una buena mentalidad para jugar bien y no
existe ningún tipo de temor. Buscamos hacer historia», indicó.
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