Efe ULSAN (COREA DEL SUR)
La selección española alcanzó el domingo el objetivo que perseguía desde hace 52 años, ganar el primer partido de un Mundial, y ayer tarde se fue al fútbol con la satisfacción del deber cumplido mientras sus rivales del grupo B se lamen las heridas.

El triunfo ante Eslovenia en Gwangju (3-1) ha resultado balsámico para los españoles, que esta mañana efectuaron un entrenamiento muy suave, en especial para los que jugaron ante los eslovenos, y por la tarde se trasladaron al estadio Munsu de Ulsan para ver en directo el partido Brasil-Turquía.

Mucho menos relajada, por supuesto, fue la jornada para los eslovenos, y tampoco fue el lunes que hubiera deseado la selección de Paraguay, que ayer desperdició una ventaja de dos goles ante Suráfrica y tuvo que conformarse con un empate (2-2) que le supo casi a derrota.

Para los surafricanos, sin embargo, el punto que cosecharon el domingo ante los paraguayos es todo un tesoro, sobre todo por la forma de obtenerlo, y una inyección extra de moral para afrontar su segundo compromiso, el 8 de junio ante Eslovenia.

La selección española regresó a su cuartel general de Ulsan sobre las dos de la madrugada hora local, y ayer por la mañana los jugadores que no saltaron al césped del estadio de Gwangju se entrenaron durante una hora y cuarto bajo un intenso calor.

Los que jugaron ante Eslovenia se dedicaron a hacer carreras a ritmo suave alrededor del campo para desentumecer los músculos después del esfuerzo del partido de ayer.