Los jugadores del Real Madrid levantan la Copa de Europa. Foto: B.WIESSBOR/AP.

Isidoro Santos (Efe)
La final de la Liga de Campeones, el torneo que ha convertido al Real Madrid en el mejor club del siglo XX, era la única baza que le quedaba al equipo blanco para salvar la temporada de su centenario y los jugadores de Vicente del Bosque no fallaron. El Real Madrid ya tiene su noveno título de campeón de Europa, una marca difícil de igualar, y ahora todos los hinchas madridistas pueden dedicarle al campeón la canción «cumpleaños feliz», ésa que el pasado 6 de marzo, en el estadio Santiago Bernabéu, le entonaron con sorna los aficionados del Deportivo cuando el equipo gallego ganó la Copa del Rey.

En Hampden Park, donde se ciñó su quinta corona europea hace 42 años gracias a un triunfo por 7-3 sobre el Eintracht de Fráncfort con cuatro goles de Puskas y tres de Di Stéfano, el Real Madrid consolidó esta noche su hegemonía en el Viejo Continente con un triunfo por 2-1 sobre el Bayer Leverkusen. Como sucedió en la final de 1998, frente al Juventus, y en la de 2000, contra el Valencia, necesitaba la victoria ante el Bayer Leverkusen para convertir una temporada mediocre, con pobres actuaciones en la Liga y en la Copa, en un curso aprobado con sobresaliente. Estaba obligado a ganar para evitar que el año de su centenario fuera recordado por el madridismo con más tristeza que cualquier otro.

Una derrota en Glasgow hubiera sido demoledora para el Real Madrid después del golpe que sufrió en su propia casa en la final de la Copa del Rey ante el Deportivo y el tercer puesto obtenido en la Liga. Y el equipo blanco ha vuelto a demostrar que se transforma cuando lucha por la Copa de Europa. Ha ganado tres en sólo cuatro años y su currículum en este torneo (12 finales y 9 títulos) parece inalcanzable para todos los demás. Florentino Pérez, el hombre que conduce los destinos del Real Madrid desde hace dos años, ha visto peligrar el éxito de su segundo proyecto deportivo, pero ya puede sentirse feliz.