El recrudecimiento de la violencia en los estadios de fútbol este
fin de semana ha generado preocupación en todos los estamentos
relacionados con ese deporte en España, en el mundo de la política
y en el Gobierno. Los incidentes más graves se produjeron en el
estadio del Villarreal, donde el equipo castellonense derrotó por
2-1 al Zaragoza y condenó a éste a la Segunda División.
Al término del encuentro un grupo de aficionados saltó al
terreno de juego y se enfrentó a varios jugadores del Zaragoza. Uno
de ellos, el centrocampista paraguayo «Toro» Acuña, persiguió a un
hincha y le propinó varias patadas. El delantero argentino del
Villarreal Martín Palermo salió en defensa del aficionado y se
enfrentó a Acuña en medio de una trifulca espectacular. En
Valladolid, la policía nacional tuvo que intervenir en las gradas
para calmar una pelea entre seguidores del equipo vallisoletano y
la Real Sociedad, y algo parecido sucedió en el estadio San Mamés,
donde hubo agresiones entre los hinchas del Athletic y el
Osasuna.
Las fuerzas de seguridad también tuvieron que intervenir en los
aledaños del estadio de la UD Las Palmas antes del partido entre el
equipo grancanario y el Tenerife para poner paz entre las aficiones
de ambos equipos. Pero no sólo se produjeron incidentes en partidos
de Primera División. El sábado, la violencia marcó los partidos de
Segunda Xerez-Salamanca y Gimnàstic-Polideportivo Ejido. En el
primero, en la ciudad gaditana de Jerez de la Frontera, el equipo
local perdió 0-2 y perdió muchas de sus opciones de ascender a la
máxima categoría. A la conclusión del partido, aficionados del
Xerez intentaron agredir al árbitro y apedrearon el autobús del
equipo visitante.
En Tarragona, el Gimnàstic, colista de la Segunda División,
complicó su permanencia en la esa categoría al empatar con el
Polideportivo Ejido (2-2). Tras el segundo gol visitante,
comenzaron a caer objetos sobre el terreno de juego y un jugador
del Polideportivo Ejido resultó herido en la cabeza. Minutos
después, el árbitro tuvo que suspender el encuentro por la invasión
de aficionados y uno de sus asistentes fue agredido en el tumulto.
La inquietud por estos incidentes y otros ocurridos recientemente
es patente en el mundo del fútbol.
El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Pedro Tomás,
está a la espera de la convocatoria por parte del Ministerio del
Interior para estudiar fórmulas de lucha contra la violencia, y
ayer reiteró a los clubes que extremen las medidas de seguridad en
los últimos partidos del campeonato. La Liga está dispuesta a
aportar todo aquello que desde nuestra parte contribuya a resolver
un problema que el fútbol entiende que es sufridor de él y no
generador, porque los grupos violentos lo único que encuentran en
el fútbol es la mejor manera de explotar sus hazañas.
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