Decididamente, el Gran Premio de España no se le da bien a Pedro
de la Rosa, que sumó con el de ayer, su tercer abandono consecutivo
en esta prueba, en la que en los tres últimos años sólo ha podido
dar ocho vueltas en carrera.
Después de una buena salida, se vio involucrado en una
escaramuza que terminó con un toque del finlandés Mika Salo
(Toyota), que le relegó al último lugar, pero en la segunda vuelta,
la rotura del diferencial le hizo que perdiera el control del coche
en una curva y terminara atrapado en la arena.
La diferencia entre el Ferrari F2002 y el resto de los coches
que participan en el mundial es en estos momentos abismal, como lo
demuestra que no fuera inquietado en ningún momento durante las 65
vueltas de que constaba la carrera y al principio de la misma
rodara un segundo más rápido que sus perseguidores.
Si a la superioridad de su coche, se suma que cuando se avería
un coche, es siempre el de su compañero de equipo, Rubens
Barrichello, eso explica que el alemán cuente ya con 21 puntos de
ventaja sobre Montoya.
Con Michael escapándose a un ritmo de un segundo por vuelta y en
un circuito en el que los adelantamientos son muy difíciles,
Montoya tendría que esperar al trigésimo giro para superar a su
compañero de equipo, cuando Ralf protagonizó una excursión fuera de
la pista, en la que dañó el alerón delantero, uno de cuyos trozos
le cayó dentro del habitáculo y tuvo que sacarlo y tirarlo en medio
de la pista.
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