El capitán deportivista Fran recibe de manos del rey Juan Carlos el trofeo de campeón de Copa. FOTO: A. MARTÍN/EFE

1 REAL MADRID: César, Míchel Salgado, Hierro, Pavón, Roberto Carlos, Makelele, Iván Helguera, Figo, Raúl, Zidane y Morientes.
Cambios: Solari por Pavón; Guti por Morientes y McManaman por Figo.
2 DEPORTIVO A CORUÑA: Molina, Scaloni, Naybet, César, Romero, Víctor, Mauro Silva, Sergio, Valerón, Fran y Diego Tristán.
Cambios: Duscher por Valerón; Capdevila por Fran y Djalminha por Víctor.
ÀRBITRO: Manuel Enrique Mejuto González (Comité Asturiano). Amonestó a Mauro Silva, Hierro, Víctor, Solari, Fran, Helguera y Molina.
GOLES:
0-1. Minuto 6, Sergio recibe de Tristán, sortea a Hierro, se marcha y bate por bajo a César en su salida.
0-2. Minuto 38, Tristán remata en solitario un preciso envío desde la derecha de Valerón.
1-2. Minuto 58, Raúl, a bocajarro tras recibir de Morientes.

José Antonio Pascual - MADRID
Al equipo de Vicente del Bosque le pesó, como se temía en los prolegómenos Jorge Valdano, la presión y la obligación a ganar el título en su cien cumpleaños. Los madridistas estuvieron siempre a merced de un Deportivo muy sólido, muy firme atrás y letal en ataque. Diego Tristán fue una pesadilla para un desacertado Fernando Hierro y un nervioso Pavón, Valerón fue ese hombre desequilibrante entre líneas, Sergio fue incisivo y Mauro Silva ejerció de auténtico «jefe» en la medular. Los nervios del Real Madrid y las prisas por llegar cuando antes al área rival se incrementaron con el tempranero gol de Sergio (m.6), y ni siquiera dos acciones aisladas de Zidane (en la primera cabeceó al larguero y en la segunda Molina abortó su disparo) permitieron al cuadro de Del Bosque aclarar sus ideas y calmar sus intenciones.

La estrella francesa estuvo, pese a esas ocasiones, casi desaparecido en combate, Figo, recuperado de urgencia para este vital compromiso, apenas pudo mostrarse por las bandas, Raúl lo intentó con raza y Roberto Carlos anduvo fuera de sitio en defensa y encima malogró un par de lanzamientos de falta. El Deportivo navegó bien en un partido tenso y trabado, porque su firmeza en la contención le concedió sentido y calma, lo que quedó rubricado a los 38 minutos por Diego Tristán en el 0-2, un resultado justo, contundente, y amplio como para pensar en la remontada de los blancos, más que nada por las carencias de estos y las virtudes propias.

Valerón pudo convertir el segundo periodo en poco menos que un trámite del Depor si su disparo (m.50) no se hubiera estrellado en el palo derecho de César, pero la fortuna no acompañó al cuadro gallego y paulatinamente perdió buena parte de esas virtudes que le habían permitido capitalizar la final. Se echó más hacia su área, el Real Madrid, más coherente e incisivo con el argentino Solari en el campo, ganó terreno, disfrutó de la posesión del esférico y comenzó a soñar en el milagro, ese que le ha acompañado en tantas ocasiones en el Bernabéu, pero el Deportivo resistió.