La XV Ruta de la Sal fue presentada ayer como la cita deportiva «más fiel» al calendario de la Semana Santa ibicenca que este año viene cargada de acontecimientos y que podría suponer la visita de unas 4.000 personas según calculó el concejal de Turismo de Eivissa, Maurici Cuesta. La rueda de prensa, en la que se presentó la edición de 2002 de esta regata de altura, contó también con la presencia del conseller de Turisme, Josep Marí Ribas, con el presidente de ANAM, Josep Farrés, y con el director del puerto deportivo Ibiza Nueva, Tomás Ruiz.

Los recorridos se mantienen como el año pasado, según indicó Farrés, quien señaló que en la regata hay varias luchas nunca exentas de competición. La pugna por las primeras posiciones y alcanzar cuanto antes el puerto de Eivissa y las luchas modestas de los barcos más pequeños cuya aventura consiste en llegar o ganar a una embarcación del propio club. Según Farrés, «aunque un 20 por ciento de los barcos optan a la victoria, siempre hay algún modesto que se cuela como ocurrió con el barco ibicenco Borrasca III hace unos años».

La Asociación de Navegantes de Altura del Mediterráneo (ANAM) tiene previsto hacer este año una encuesta entre los 150 inscritos en la versión norte "de Barcelona a Eivissa (159 millas náuticas)" con el fin de saber si preferirían salir el miércoles a las 12'00 horas, lo que supondría ganar unas 20 horas de competición y, por tanto, un día de estancia en la isla pitiusa mayor. Farrés declinó hablar de favoritos al triunfo final porque «son muchos los factores y los cambios de rumbo que hay que hacer en esta regata».

Para Farrés, el paso por Tagomago, por las peculiares condiciones de la plataforma marina en esta zona es un «regalo» para las embarcaciones ibicencas. El presidente de ANAM agregó que el récord de la versión norte, sin duda la más difícil pues «la isla de Mallorca a veces actúa de pantalla y produce encalmadas de viento», data del año 1992. El barco 'A todo trapo' "hoy día conocido como 'Espaciopyme.com'" contó con una buena tripulación que alcanzó el puerto pitiuso en unas 17 horas. Los barcos participantes tienen que llegar a puerto por la pericia de su tripulación, sin ayuda de motor. La llegada a puerto se hace en tiempo real, aunque posteriormente se realizan las mediciones de los barcos y se establece la clasificación tras aplicar los baremos.