Márquez empezó en la marcha a los diez años con Marcos Flores
tras hacer una prueba en el colegio al que iba en Viladecans. Desde
entonces, el reservado David ha ido a más. Fue campeón europeo
sub'23 de 20 kilómetros en Gotemburgo'99 y subcampeón mundial
júnior en los 10 de Sydney´96. Incluso ya es plusmarquista nacional
de 30 con 2h06.45, marca lograda en El Prat y con la que arrebató
el anterior récord a otro histórico de esta especialidad, Valentín
Massana.
Su primera gran competición fue la cita olímpica de Sydney, en
la que terminó vigésimo, lejos de los puestos de privilegio, pero
en Edmonton, cuando todas las miradas estaban en «Paquillo»
Fernández, ha explotado hacia la elite. «Fui tapadito ahí en el
grupo, viendo a ver qué pasaba. Cada vez me encontré mejor y al ver
cómo la gente iba cayendo me animé más», dijo Márquez, quien fue
uno de los dos que pudo aguantar el tirón que dio el trío ruso que
copó el podio.
El marchador catalán aseguró que hubo algunos momentos en los
que vio que tenía opciones de medalla, «pero cuando aumentaron el
ritmo me fue imposible seguirlos, porque ya las piernas no daban
para más», señaló. No obstante, según explicó, intentó cambiar más
tarde el ritmo para ver si atrapaba al cuarto clasificado, Nathan
Deakes: «pero aguanté 500 metros y luego tuve que volver a bajar,
porque era imposible». Márquez reconoció que su objetivo era «estar
entre los ocho primeros» y que «no esperaba estar el quinto», pero
que en su fuero interno, antes de la prueba, pensaba: «¿Por qué
no?». «Ya era hora de que salieran las cosas que había entrenado»,
subrayó.
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