El seleccionador nacional español, Javier Imbroda, ha fijado las
horizontes de la selección en las cota más alta posible, la medalla
de oro, porque renuncia a acudir al campeonato turco «pensando en
coger un sitio entre los primeros». «Para mí, España debe aspirar a
lo máximo, y el máximo es el oro. Luego, que la competición ponga a
cada uno en su sitio», aseguró Imbroda, que aspira a desarrollar un
baloncesto «divertido, atrevido, descarado y ambicioso, que haga
disfrutar a la gente viendo ganar a la selección».
El conjunto nacional tendrá como rivales en la primera fase a
Letonia, Eslovenia y Turquía, el cuadro anfitrión, y eso para
España significa «enfrentarse al equipo de casa y a un gran
ambiente, pero si una selección quiere ser grande tiene que
acostumbrarse a jugar contra los mejores en los ambientes más
complicados, a pesar de la juventud», señaló el entrenador
melillense.
Sin embargo, el choque que más preocupa a Imbroda es el primero
del campeonato, ante Eslovenia, un combinado que, según el
seleccionador, «siempre lo hace bien en los campeonatos
internacionales y es un conjunto fuerte que con la incorporación
del base del Maccabi Arriel McDonald sube mucho». «Hay al menos
diez selecciones con capacidad para estar entre los mejores. Las
diferencias son mínimas y todo va a depender de la preparación, la
dinámica del grupo, la generosidad de cada jugador y el acierto de
un día», apuntó.
La formación española afrontará el Europeo -del 31 de agosto al
9 de septiembre en Ankara, Antalia y Estambul- con una plantilla
muy renovada a la que se incorporan Felipe Reyes y Pau Gasol como
consecuencia «del proceso que Lolo Sainz inició el año pasado con
Juan Carlos Navarro y Raúl López». «Son jugadores destinados a ser
referencias de la selección. Ojalá respondan a las expectativas que
han generado porque ya se han ganado un espacio y un respeto en sus
equipos y en la selección».
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