El duelo entre los dos semifinalistas de Roland Garros, Rafter y
Ferrero fue espectacular con el joven de Onteniente poniendo a
prueba la habilidad felina del australiano en la red con sus
certeros tiros pasantes. Ferrero, fiel también a su esquema con
seguros golpes desde el fondo, debió ganar el primer parcial cuando
tuvo 4-0 en el desempate pero el australiano ganó los siete
siguientes. Lejos de perder la moral por este duro golpe
psicológico Ferrero mostró su raza de campeón y forzó de nuevo otro
desempate. Ahí su confianza fue más definitiva. Ganó con autoridad
pero con agradecimiento al aceptar un par de regalos impropios de
Rafter.
Ferrero no apartó el pie del acelerador y con dos rupturas
liquidó el tercer set. Fue en el primer punto del octavo juego
cuando Rafter se lesionó en el muslo derecho al intentar un remate
tuvo que ser atendido por un fisioterapeuta. A partir de ahí su
rendimiento bajó y con calambres en sus piernas y codo ya fue un
juguete en manos de Ferrero hasta que el australiano abandonó. La
jornada empezó con mal cariz para el equipo español y con festejos
adelantados del capitán australiano, John Newcombe, bailando al son
de la canción «I will survive» adoptada por el equipo español como
su himno. Lleyton Hewitt, en su segunda final consecutiva, a pesar
de contar tan solo con 19 años, respondió a su condición de número
uno.
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