JENARO LLORENTE - FRANCIA
La contrarreloj de la ONCE, que marcó un tiempo de una hora, 25 minutos y 35 segundos, fue perfecta. Los nueve corredores de Saiz efectuaron un sincronización extraordinaria y desde los primeros kilómetros dieron muestras de su superioridad. El triunfo del ONCE es incontestable. Saiz, que había preparado a conciencia esta etapa, una modalidad que no se daba en el Tour desde el año 1995, no pudo contener las lágrimas de emoción en la meta de Saint Nazaire.

Es la mejor victoria de su carrera, y la demostración al mundo de que tiene el mejor equipo ciclista, el más completo. El ciclismo, un deporte individual por definición, expuso sobre las carreteras francesas la importancia del grupo y de contar con un buen conjunto de piezas bien compenetradas. Los hombres de Saiz, además, se encontraron con algún espontáneo en la carretera que intentó entorpecer la marcha del equipo arrastrando algunos topes de paja por el suelo. A pesar de todo ello, Jalabert y Olano, jefes de filas del equipo, se entendieron con maestría con sus compañeros y entre los nueve formaron una locomotora que completó el trayecto entre Nantes y Saint Nazaire a velocidad de vértigo.

La puesta en marcha del plan diseñado por Saiz no pudo ser más eficiente e incluso en los momentos mas críticos, en el paso por el puente que cruza el río Loira cerca de meta, el ONCE supo sobreponerse a la adversidad que suponía el tremendo viento en contra y continuó su exhibición.