EUROPA PRESS - MONTREAL
El Gran Premio de Canadá, valedero para el Mundial de Fórmula Uno, fue un éxito para el equipo Ferrari que colocó a sus pilotos, Michael Schumacher y Barrichello, en primera y segunda posición respectivamente, en una carrera que vino determinada por la lluvia en los compases finales que provocó numerosos abandonos.

Con el semáforo en verde, Schumacher, que busca su tercer título mundial, aprovechó su pole y llegó a la primera curva en primera posición. El alemán junto con David Coulthard se distanciaba del resto de los pilotos.

Por su parte, Pedro Martínez de la Rosa, merced de una buena salida, ocupaba la séptima posición, que rápidamente mejoró en una, en la segunda vuelta tras un adelantamiento. El español iba a cerrar un cuarteto formado por Villeneuve, Barrichello y Hakkinen.

En la vuelta catorce, se iba a vivir la primera incidencia destacada de la carrera, cuando Coulthard, ante ese momento segundo clasificado, fue penalizado con diez segundos por encontrarse sus mecánicos junto al coche cuando se dio la orden de salida.

A partir de este instante la carrera comenzó a ser dominada por los hombres de Ferrari, sobre todo cuando Barrichello, que hasta ese momento había estado controlando a Hakkinen, adelantó a Villeneuve en la segunda posición.

En estos momentos comenzó el calvario de Pedro Martínez de la Rosa, que incomprensiblemente entraba dos veces en boxes para cambiar los neumáticos como había previsto inicialmente su equipo, mientras que el resto de los pilotos tan sólo lo hacían en una ocasión. El español comenzó a tener problemas por pilotar con neumáticos en frío y se situaba por detrás de la décima plaza.

Eran momentos en los que las entradas a los boxes eran la nota dominante, aunque sin incidentes destacados, salvo cuando los asistentes de Ferrari olvidaron los neumáticos en el recambio de Barrichello. Sin embargo, la ventaja del piloto brasileño le bastaba para conservar su segunda plaza.

En estos momentos apareció un elemento novedoso en carrera, la lluvia. Lo que motivó una nueva entrada de los pilotos, para poner gomas que les permitiesen rodar sobre mojado, sin embargo, la superioridad de Ferrari era incontestable.

Pedro Martínez de la Rosa iba a poner el punto final a la carrera cuando al intentar adelantar a Diniz el coche del español se fue fuera de la pista y reventó un neumático que le llevó a abandonar. Por su parte, Marc Gene se aprovechaba de los abandonos producidos y se colocaba en decimotercera posición. Sin embargo, a cuarto vueltas para el final el piloto español se salió de pista y tuvo que abandonar.

A partir de este instante el paseo militar para los hombres de Ferrari fue una constante. Mientras que Hakkinen, actual campeón, se tenía que conformar con la cuarta posición, por detrás de Fisichella, que contó con la suerte de entrar tan sólo una vez en boxes, ya que la parada coincidió con el inicio de la lluvia, lo que le permitió poner directamente neumáticos de agua.