LUIS VILLAREJO - TEGELEN
Srecko Katanec, de 36 años, el entrenador más joven de la Eurocopa, en la extinta selección yugoslava era conocido con el apelativo de «Katanac», que en su idioma quiere decir «candado», un tipo que se convirtió en el fuelle del Partizan, el Sttutgart y el Sampdoria, antes de comenzar la aventura del banquillo y dar a Eslovenia la gesta de colarse en la Eurocopa.

Faruk Hadzibegic, uno de sus mejores amigos, se encuentra ahora en Sevilla. Trabaja día a día desde la secretaría técnica del Real Betis por confeccionar un equipo que vuelva a Primera división. Ayer desde Sevilla y por teléfono, Faruk alabó el espíritu de Katanec, que ha labrado un equipo con las señas de identidad que tuvo en su época de futbolista. Lo del candado es palabra de Faruk. Dijo Faruk a Efe ayer que el carácter de Katanec se resume de una forma rápida. Cuenta Pepe Hadzibegic que hace años, con motivo de un partido amistoso contra la droga disputado en Friburgo, en Alemania, por la noche se tomó una copa en un pub con Arie Haan, un holandés que tuvo de técnico Katanec en el Sttutggart.

Arie Haan confesó a Faruk que en los entrenamientos tenía que echar la bronca a Katanec. Corría demasiado. Sí, apretaba el acelerador muy por encima de sus compañeros. Ese es el estilo Katanec. Un juego basado en el colectivo, con una presión constante y con la disciplina como argumento. Al menos, antes de acudir a la Eurocopa. Por eso, resulta extraño el bajón de Eslovenia en su debut contra Yugoslavia. Un empate, un resultado que cosechó y que hubiera firmado antes de la competición, y que ahora tras lo ocurrido en el campo sabe a poco.