Los equipos de Bélgica e Italia rindieron ayer miércoles un homenaje a las víctimas del estadio Heysel en 1985, antes de que se enfrentaran en el mismo escenario durante la primera fase del Euro 2000. Los capitanes de ambas selecciones, el italiano Paolo Maldini y el belga Lorenzo Staelens, depositaron una corona de flores en el renovado y rebautizado estadio Rey Balduino, en la capital belga.

Treinta y nueve personas murieron aplastadas "en su mayoría italianos" y unas 600 resultaron heridas el 29 de mayo de 1985 a raíz de los enfrentamientos originados durante el partido final de la Copa de Europa entre el Juventus de Turín y el Liverpool FC. El recuerdo del drama de Heysel genera grandes temores en las autoridades belgas respecto al control de la seguridad durante la disputa de este Campeonato de Europa de fútbol.

Tras el encuentro inaugural Bélgica-Suecia celebrado el pasado sábado en el estadio rey Balduino de Bruselas y en el que venció la selección belga, las autoridades decidieron cerrar la simbólica Gran Place a los aficionados que querían celebrar allí la victoria, por temor a disturbios. La medida fue criticada y calificada de excesiva tanto por la prensa como por los partidos políticos.Por ello, el alcalde de Bruselas, François-Xavier de Donnea, ha decidido revocar su decisión.