Esa falta de presión, unida al siempre importante factor de jugar
en casa, puede beneficiar a una Bélgica que no ha perdido ninguno
de los cuatro últimos partidos amistosos que ha jugado, pese a que
sólo ha conseguido una victoria (0-2 ante Noruega) y tres empates
(2-2 con Dinamarca, 2-2 con Holanda y 1-1 con Portugal).
La selección belga dista mucho de aquella que en los años 80 fue
finalista en una Eurocopa (1980) y cuarta en un Mundial (1986),
aunque cuenta con una columna vertebral formada por veteranos
jugadores como el portero De Wilde (Anderletch), el defensa
Staelens (Anderletch), el centrocampista Wilmots (Schalke 04) o los
delanteros Strupar (Derby County) y Nilis (PSV Eindhoven).
Bélgica se encontrará en el primer partido ante una Suecia que
basa todo su juego en una gran defensa. El equipo sueco tuvo una
fase de clasificación espectacular, en la que superó a Inglaterra
en su grupo, consiguió siete victorias frente a un solo empate en
los ocho partidos disputados, encajó sólo un gol (ante los
ingleses) y marcó diez.
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