El primer contacto del Giro con la montaña se vio algo
adulterado por una etapa de 257 kilómetros, la más larga de las
tres semanas, que metió el miedo en los ciclistas e hizo que el
pelotón se tomara con mucha calma su desarrollo inicial. Los
ciclistas de Vicente Belda no estaban dispuestos a dejar pasar la
ocasión de ser protagonistas y comenzaron a preparar el terreno
para Gutiérrez.
Con todo el pelotón ya tocado, Axel Merckx (Mapei) y José
Enrique Gutiérrez (Kelme) fueron los primeros en moverse en serio
en los últimos metros del puerto, viéndose ya a las claras las
intenciones del español. La fuga estaba hecha, y poco a poco fueron
uniéndose a ella hombres importantes, como Iván Parra (Vitalicio),
Danilo di Luca (Vini Caldirola), Chepe González (Selle Italia),
Sciandri (Linda McCartney), Eladio Jiménez (Banesto) a los que la
escapada les interesaba. Además, Gutiérrez contaba con su compañero
de equipo el colombiano Castelblanco para trabajar e ir haciendo
hueco con el grupo poco a poco. De esta manera, la escapada comenzó
a cristalizar y el sueño de vestir la «maglia rosa» iba tomando
cuerpo poco a poco ya que la ventaja pasaba del minuto y a
Gutiérrez, tercero en la general, tan sólo le separaban 14 segundos
de su objetivo.
Aun así, no iba a ser fácil la aventura para el español, que
tuvo que salvar hasta una caída en los últimos kilómetros, al igual
que Merckx, para lograr en la meta de Prato la hazaña. El trabajo
de Castelblanco en esta última parte de la prueba hizo que
Gutiérrez pudiera volver a contactar con sus compañeros de fuga. En
la meta de Prato el belga Axel Merckx se llevó la victoria de etapa
ante la emocionada mirada de su padre, Eddy, comentarista de una
cadena de televisión.
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