La ambición de Pantani no parece tener límites y está claro que
este Giro es suyo. Al italiano no le basta con tener el primer
puesto de la clasificación general en el bolsillo, sino que,
además, somete a sus rivales a severas humillaciones.
El líder indiscutible del Giro de Italia concedió un rayo de
esperanza a sus rivales al declarar tras su victoria en la jornada
del jueves en Alpe de Pampeago que no gastaría sus fuerzas en
Madonna y que se reservaría para la jornada del temido Mortirolo.
Ese anuncio hizo frotarse las manos al resto, que lucharía por una
importante victoria en una jornada de montaña. Podía llegar la
ocasión para Hernán Buenahora, «Chepe» González o Roberto Heras,
pero el corredor de Mercatone decidió a última hora apuntarse una
nueva victoria y dejó a todos con la miel en los labios. En la
subida a Madonna Di Campiglio cinco hombres iban por delante de
Pantani. Richard, De Paoli, Arrieta, Buenahora y Piccoli estaban
dando un tono diferente a la jornada, mientras Pantani circulaba
por detrás con un grupo de unos 25 corredores.
Pero a unos cinco kilómetros de la meta se repitió la historia.
Pantani se lo pensó mejor y se fue a por la victoria con una
facilidad asombrosa. La «moto» de Pantani enfiló en solitario los
últimos kilómetros hasta llegar a la meta de nuevo victorioso. La
superioridad del mejor escalador del mundo fue de nuevo abrumadora.
Al resto no le queda más opción que plegarse a los deseos del
italiano, con el segundo puesto como máximo objetivo.
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