Los tediosos y aburridos 212 kilómetros fueron recorridos por
Mario Cipollini, que suma así 29 victorias en sus diferentes
participaciones en la Vuelta a Italia, en cinco horas, 42 minutos y
49 segundos, a una velocidad media de 37'329 kilómetros por
hora.
Tras él entraron sus compatriotas Tossato y Pieri y el ruso
Smetanine, que daban tiempo al pelotón principal, en el que iban
los primeros de la general, por lo que ésta no sufre cambios en sus
primeros puestos y por cuarto día consecutivo, quinto en lo que va
de carrera, Pantani lidera con 2:05 sobre su compatriota Savoldelli
y 2:06 con respecto al francés Laurent Jalabert.
Fue una etapa para el olvido. Un trámite que había que cumplir y
dejó contentos a la totalidad de los equipos. La etapa, previa a
una de las decisivas jornadas de la carrera como es la contrarreloj
individual de Treviso de 45 kilómetros, dejó las cosas como estaban
al comienzo de la misma, pues los equipos que luchan por el podio
no tuvieron que hacer ningún esfuerzo extra para cumplir el
expediente.
Los rivales más directos de Pantani no quisieron castigarle y
eso hizo que la jornada fuera tediosa, pues los equipos que están
en la carrera con el único objetivo de ganar etapas tampoco se
dejaron ver.
Una marcha cicloturista en la cual los únicos sobresaltos eran
los tirones de algunos corredores que, al acercarse a las
localidades donde viven, pedían permiso para saludar a sus
parientes como fue el caso de los italianos Zaina, Velo y Rebellin
y el kazajo Teteriouk, entre otros.
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