Debatir la «justicia» del sistema de votación e intentar modificarlo para futuras ediciones es totalmente lícito, el problema llega cuando para defender a unas concursantes se ataca a otra. Uno de los discursos que más se ha repetido en los últimos días es que tanto Rigoberta Bandini como Tanxugueiras son un ejemplo de «empoderamiento», marcando así una diferencia entre ellas y Chanel. Señalando el feminismo que se considera «válido» del que no lo es. Desprestigiando a una mujer para poner en valor a otras.
Tal ha sido el acoso a la artista cubana que incluso se ha visto obligada a abandonar Twitter. Pero entre tanto odio tanto Rigoberta como Tanxugueiras han dado una lección a los haters y, lejos de entrar en guerra, han mostrado su apoyo incondicional a Chanel. Porque, aunque en cualquier concurso es normal no estar de acuerdo con la persona escogida, el enfado y la indignación se tienen que enfocar en los organizadores del festival y no en la artista.
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