Seymour Hoffman falleció a los 46 años por una sobredosis el pasado mes de febrero, pero ya en 2004 había expresado su deseo de que ni su hijo Cooper, que ahora tiene 10 años, ni sus hijas Tallulah y Willa, de 7 y 5 años respectivamente, se convirtieran en «niños de fideicomiso» que tuvieran la vida hecha.
El actor ganador de un Óscar por «Capote» rechazó en varias ocasiones crear unos fondos patrimoniales para sus hijos, a pesar de que se le sugirió de forma repetida la idea, según el diario.
Seymour Hoffman tenía claro que O'Donnell, que es a su vez la madre de los tres menores, cuidaría de sus descendientes si a él le ocurría algo.
El intérprete y O'Donnell nunca se casaron porque ninguno de ellos creía en el matrimonio.
Ambos estaban separados cuando murió el actor después de que ella le echara de casa al descubrir que había vuelto a su adicción a las drogas.
La decisión final sobre la aplicación del testamento de Seymour Hoffman dependerá de un tribunal que analiza el caso ya que O'Donnell no es legalmente la viuda del actor, cuyos herederos naturales son sus hijos.
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