Previamente se celebró una misa en la iglesia de Santo Domingo de Dalt Vila a la que acudieron simpatizantes y seguidores de esta cofradía, la más antigua de Ibiza con más de 125 años de historia y considerada tradicionalmente como la de mayor reconocimiento entre los ibicencos de toda la vida.
En la procesión participaron cerca de medio centenar de cofrades, que mostraron su habilidad a pesar de que este año los ensayos han sido más complicados de lo normal a causa de las obras en la fachada de su iglesia. Tras salir, desfilaron hasta el Baluard de Santa Llúcia y por la calle sa Carrossa hasta la sede del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza y una vez allí desandaron el camino para volver hacia su parroquia. Una marcha que, como suele ser habitual, estuvo cargada de momentos emotivos, respeto y un silencio sólo roto por la música de la Banda de tambores y cornetas de la cofradía. Y es que como resume año tras año el presidente de su cofradía, Sebastián Cardona, «el silencio es lo que más caracteriza a la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio porque nosotros concebimos la procesión como una forma de acompañar al Santísimo de forma sencilla en recogimiento y oración».
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