—¿Cómo entró el Reiki en su vida?
—Empecé con el Reiki de una manera muy poco mística y nada espiritual, aunque con el tiempo he visto que me ha ayudado en mi parte espiritual. Buscaba una herramienta para no desgastarme en mi trabajo de ese momento, que es el mismo de ahora, de masajista y terapeuta. Sentía que cuando daba masajes, cuando estaba en contacto con gente, que me desgastaba mucho, daba toda mi energía. Quería poder trabajar más horas sin desgastarme tanto y poder ser más «rentable». Era aproximadamente el año 2009, ya existían los buscadores, y al buscar ‘cansancio' una página me llevó a la otra hasta que una decía «¿Qué es el Reiki?», ví que se podía aprender sin mucha dedicación porque no tienes que ser experto en nada, me formé en Madrid que era donde vivía en ese momento.
—¿Tiene alguna anécdota que explique su efecto en la gente que lo practica?
—Personalmente empecé a practicarlo en mi trabajo y conmigo, noté que no me enfadaba tanto. Si bien nunca he sido una persona malhumorada pero sí que antes me enfadaba muchísimo por «chorradas» y a las pocas semanas de ir practicando ya no me enfadaba tanto por las cosas del día a día que siempre pasan o que te dicen y que te hacen sentir mal. Eso me pareció un logro tremendo porque me cambió mucho la relación con mi trabajo, con mi familia, con mis amigas.
—¿Qué es lo que hace el Reiki?
—Al dar reiki a otra persona o a ti mismo se equilibra la energía del cuerpo. Por el cuerpo circula la energía, no es pseudo ciencia, es un hecho comprobado. El estado ideal del ser humano es que la energía le fluya continuamente como a los bebés y a los niños pequeños, cuando nos vamos haciendo mayores diferentes cuestiones hacen que tu energía no fluya libremente, va más lenta o se producen estancamientos energéticos. La zona del cuerpo alrededor de ese estancamiento sufre y se generan molestias físicas o emocionales. Suele ocurrir que el stress o las prisas del estilo de vida actual generan estos estancamientos que a pequeña escala producen contracturas en las cervicales, estreñimiento, menstruaciones muy dolorosas o irregulares, migrañas... cosas que te hacen menos feliz porque afectan a tu día a día. A nivel emocional puedes tener episodios pequeños de ansiedad -que si no se atienden van a más-, miedos, baja autoestima...
—¿Cómo influye las personas del entorno en nuestra energía?
—Influye. Cuando nuestra energía está baja, por ejemplo, podemos acercarnos a gente con la energía más alta para que la nuestra suba pero también ocurre que nos mimetizamos a la baja. Es decir, cuando estás «chafada» o negativa al final te acercas a los que están igual que tú y se crea un círculo desde el que es más difícil salir. La energía se mueve por ondas y «se van» con ondas parecidas a la suya.
—¿Hay otras personas que son más fuertes energéticamente y «chupan» la de los demás?
—Por mi experiencia, siempre doy los cursos según mi experiencia, generalmente la gente que «chupa» la energía de los demás es la que está con unos niveles energéticos bajitos. En este punto influye mucho el ego y la actitud de las personas, hay personas que para suplir esos niveles bajos de energía se vuelven altivos, orgullosos y tratan «mal» a los demás para compensar eso. Una persona con unos niveles energéticos altos no necesita menospreciar a nadie porque está bien como está.
—¿Algún truco contra estos «vampiros energéticos»?
—En todos sitios hay vampirillos (risas). Mi consejo es que aprendan reiki, estar equilibrados. Tener tu energía a tope es la mejor arma para que no vengan vampiros. Si aún no se ha hecho el curso de reiki puedes darte energía, aunque sea propia, a través de las manos. También puedes recargarte energéticamente estando en contacto con la naturaleza, haciendo deporte, comiendo poca comida procesada, el contacto con la gente, los abrazos recargan energía, por ejemplo, los hobbies son muy importantes para esto.
—¿El Reiki es también una forma de vida?
—Podría decirse que sí. El reiki comenzó en Japón de la mano de Mikao Usui, lo desarrolló y lo enseñó. Dentro de sus enseñanzas están los 5 principios básicos: sólo por hoy: no te enojes, no te preocupes, sé agradecido, trabaja duro honestamente, se amable. Lo tengo muy integrado ya casi sin darme cuenta. Cuando estoy muy estresada paro un momento, me doy un poco de reiki y sigo. Es una herramienta ideal para parar en la vorágine de la rutina. Paras de pensar por ese rato, eso ya es un regalo que si no haces esto no te lo permites. No tiene un protocolo en especial, ni tiempos, ni posiciones. Cualquiera puede practicar y dar reiki. Tampoco tiene transferencia de síntomas porque la energía va en una sola dirección, ni posee contraindicaciones. Siempre digo que su efecto secundario es que te vuelves adicto a la felicidad.
—¿Cuando piensa en toda la gente que ha ayudado casi «por casualidad» qué siente?
—Es una satisfacción enorme y un agradecimiento al universo por ponerme al reiki ese día en Google (risas), a raíz de ahí mi vida cambió muchísimo. Además, el hecho de aportar algo a la humanidad para que cada individuo que ha pasado por mis cursos o mis sesiones esté más feliz ya es increíble. Cuando decides hacer reiki te empoderas, tienes una herramientas que puedes usar en cualquier momento lugar, que te da la energía que necesitas. Independencia y autonomía es poder personal, no dependes de nadie.
—¿Aquí en Ibiza de qué ámbito laboral la consultan más?
—El perfil que más se repite es el de las mujeres, profesoras, maestras y personal sanitario. También personas que trabajan en hostelería y aeropuerto. Energéticamente tratar con la gente, turistas, niños, enfermos genera que estos trabajadores den mucha energía de sí mismos y cuando llegan a casa están bajo mínimos. En ese punto tu sistema inmunitario se debilita y muchas veces te enfermas por falta de defensas. El reiki se divide en tres cursos y maestría. En el primer nivel aprendes lo básico para entrar en contacto con la energía, para darte a ti, a tu entorno más cercano y mascotas. En el segundo nivel aprendes a utilizar esta energía para enviarla a la distancia física y temporalmente, a utilizar la energía de forma cuántica. En el tercero aprendes a utilizar la energía para un crecimiento espiritual propio. Por último, en la maestría aprendes a transmitir las enseñanzas del reiki a los demás.
—¿A los incrédulos qué les dice?
—(risas) No hay que «creer o no creer». Enseño a usar la energía en beneficio propio. La energía existe y lo dicen todos los físicos. Todos somos energía, todo es energía. Tampoco tiene que ver con religiones. Cuando dices «yo no creo en esto» le estás poniendo una connotación mental, a la energía le da igual lo que tu creas, lo que pienses y como eres. La energía pasa por tu cuerpo y sale por tus manos y ya está.
—En un marco utópico... ¿Qué pasaría si todos hiciéramos reiki?
—El mundo estaría mejor energéticamente, seríamos una sociedad más empática, comprensiva, altruista y menos egoísta. El mundo ideal sería que en los colegios se enseñara reiki a los niños para que fueran creciendo con esta herramienta en sus vidas.
—¿Entonces a qué síntomas debemos estar atentos?
—Algo no funciona cuando notas que de repente te afectan mucho situaciones que antes no te afectaban tanto, sobretodo en el ámbito laboral. Por otro lado, cuando vuelves de trabajar agotada y no has estado haciendo un trabajo de «cargar cajas en el puerto». Por ejemplo, si eres administrativa y llegas a casa hecha una «piltrafilla» cada día tienes que hacer algo porque eso no es normal. Puede estar cansada «de cabeza» pero si estás apática, desganada, de mal humor... tienes que subir tus niveles de energía. El reiki te ayuda a vivir con el estrés y que no sea tan dramático. Cuando no puedes dormir, sientes un nudo en la garganta o en el pecho... es tu cuerpo diciéndote: «¡Por favor haz algo!».
—¿En cuanto tiempo se ven cambios?
—Es de a poco. Es importante que practiquen cada día, empezarán a notar cambios a nivel emocional mas o menos a la tercera semana. Es inmediato el alivio de un dolor puntual a nivel físico, como un dolor de cabeza. En el fondo es la mejor manera para cuidar tu bienestar. Te ayuda a vivir con el estrés de una manera positiva, te enseña a manejarlo y los puntos extremos son menos. Las cosas te van a pasar igual pero el reiki te va a ayudar a gestionarlo. Una cosa es que haya dramas y otra vivir en él, te ayuda a ver las cosas buenas.
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