La familia Ickringill agradeció el trato recibido por la Policía Local y Guardia Civil regalándoles un dibujo de los niños y unas galletas caseras. | Toni Escobar

La familia Ickringill se encuentra reunida y feliz después de que el padre y sus dos hijos de seis y nueve años se perdieran por los bosques de la zona de la ermita d'en Ribes, en Santa Eulària, el viernes pasado. Un buen susto que ahora se ha convertido en una historia con final feliz, una aventura que podrán explicar a sus nietos. La familia relató ayer a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA cómo transcurrieron las nueve horas que estuvieron perdidos, desde las 20,00 hasta las 5,00 horas.

«Nos gusta mucho correr y estamos acostumbrados a hacerlo por la noche con linternas, y el viernes salieron a correr como cada semana», explicó la madre, Shelley Ickringill, que fue la que lo pasó peor. «Yo estaba más preocupado por mi mujer que por los niños que estaban conmigo y sabía que estaban bien», relató el padre, David Ickringill. Un desvío en el recorrido habitual les hizo perder la orientación, cuando se dieron cuenta de que estaban perdidos, empezaron a silbar con unos pitos que llevaban encima y el padre hizo un pequeño refugio para que sus hijos se resguardaran del frío. Además, se sumó la circunstancia de que David olvidó el móvil en casa: «Siempre llevo el móvil con todos los mapas de la zona y justo ese día me lo dejé», recordó. Gracias a los silbidos y a las linternas que llevaban, la Policía Local y la Guardia Civil finalmente los localizó. «Pasamos algunos ratos de miedo pero cuando nos encontraron un policía me dejó ponerme su chaqueta y me dejó su linterna», explicó orgulloso Harvey, el hijo mayor.

Shelley se mostró muy agradecida por el trato recibido, «en diez minutos todo el mundo estaba movilizado», dijo y destacó también la actuación de los servicios sanitarios, «todos fueron fantásticos conmigo y con mi familia», dijo encantada.