Con la ausencia de los cuatro principales acusados, que están fugados y declarados en búsqueda y captura, comenzó ayer en Eivissa el gran juicio por tráfico de drogas en Formentera, derivado de la operación Tristán que realizaron los agentes del Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil en octubre de 2010.
Son 17 acusados, aunque ayer, ante las magistradas de la Sección Primera de la Audiencia Provincial, comparecieron trece. En la primera jornada del juicio, que abarcó mañana y tarde, se escucharon los relatos de los trece acusados y de los agentes de la Guardia Civil responsables de sus detenciones. Hoy es el turno de los testigos y mañana están previstos los testimonios de los peritos. Los acusados se enfrentan a penas que oscilan entre los tres y los siete años de cárcel.
La ausencia de los hermanos E.S.D. y J.S.D. -éste último no fue detenido porque se encontraba fuera de España cuando se realizó la operación-, de nacionalidad colombiana y considerados por los investigadores los acusados más importantes, planeó ayer durante los interrogatorios, así como la de la también colombiana M.I.V.
De los trece acusados, tres reconocieron los hechos que se les imputan, dos de ellos ‘correos' que fueron detenidos ‘in fraganti' por los agentes del EDOA en posesión de grandes cantidades de cocaína. J.T.T. fue arrestado con 506,6 gramos de cocaína. Ayer en el juicio dijo que aceptó el encargo de los hermanos por 300 euros, ya que es consumidor de cocaína y necesitaba el dinero para poder costear su adicción. Por su parte, J.LF.S. fue detenido con 202 gramos de cocaína. Al parecer, se trata también de un consumidor que aceptó el trato de llevar droga de Eivissa a Formentera. El tercer acusado que reconoció las imputaciones fue S.A.Qu.B., que acorralado por las preguntas de la representante del ministerio público acabó por confesar que se dedicaba al menudeo de cocaína.
De los trece acusados, la mayor parte de ellos de nacionalidad colombiana, aunque también hay ecuatorianos, marroquíes y españoles, la única que permanece en prisión preventiva es M.L.L.G., quien, según se señala en el escrito de acusación, «utilizaba a su hija menor de edad en las labores de distribución de la cocaína». M.L.L.G. se negó ayer a responder a las preguntas de la fiscal, aunque sí lo hizo a las de su abogada. La acusada negó haberse dedicado al tráfico de cocaína.
Eufemismos
El agente del EDOA responsable de la operación declaró, a preguntas de la representante del ministerio público, señaló que se tomó la decisión de comenzar a la operación Tristán porque sus superiores se lo ordenaron a causa de «la alarma social en Formentera porque había mucha gente vendiendo droga».
Explicó que en un primer momento comenzaron a realizar seguimientos a los principales sospechosos, entre estos a los que ahora se encuentran en búsqueda y captura, y después se pidió orden judicial para establecer vigilancia telefónica, algo que según el responsable del EDOA «fue fundamental» para el éxito de la operación.
Precisamente ayer, a lo largo de los interrogatorios a los trece acusados, se escucharon en la sala algunas de las grabaciones realizadas por los agentes. En muchas de ellas se escucha a presuntos compradores hacer encargos a los supuestos vendedores. Siempre emplean eufemismos, de forma que en las conversaciones se habla de «14 hamburguesas», «fantasmas», «que traiga para la flaca» y expresiones por el estilo. Al respecto, los acusados negaron que se tratara de cocaína.
Hoy está previsto que declare la pareja del exvicepresidente del Consell de Formentera, que fue detenida bajo la acusación de comprar cocaína a través del teléfono oficial del político, que dimitió por este motivo e incluso tuvo que dejar el PSOE.
Colombianos «sobregirados»
El responsable del EDOA de la Guardia Civil explicó en el juicio que algunos de los colombianos detenidos estaban «sobregirados», es decir, que ya habían alcanzado el cupo de giros de dinero que su país les permite realizar, por lo que tenían que buscar a otras personas para que remitieran a Colombia en su lugar el dinero que, presuntamente, iban acumulando gracias al tráfico de drogas en Formentera. Al parecer, buscaban a estas personas entre los consumidores y compradores de cocaína que, de esta forma, al igual que ocurría, presuntamente, con los ‘correos', conseguían un extra para poder costearse su adicción a la droga.
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