Todas las personas desaparecidas por los derrumbes causados por el terremoto en Italia han sido encontradas ya, la mayoría muertas, por lo que, según los bomberos, no se buscan cadáveres, aunque se prestará atención durante la retirada de escombros por si aparece alguno. Los bomberos, según dijeron a los medios locales, no creen que debajo de los escombros pueda haber, siete días después del terremoto, personas vivas, ya que consideran que más de cinco días no resiste un cuerpo humano.
Con esas premisas, el número de muertos por el terremoto de 5,8 grados que sacudió la región central de los Abruzos, y especialmente su capital, L'Aquila, es de 293, después de que ayer se recuperaran los cuerpos de dos mujeres, una anciana y otra de 44 años, y el de un joven de 17 años, hijo de la señora más joven. De entre los escombros también ha sido recuperados en estos días con vida un total de 150 personas, la última la joven Eleonora Calesini, sacada de entre los cascotes el pasado miércoles, 42 horas después de quedar sepultada. La joven se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Teramo, localidad cercana a L'Aquila. Una vez que todo parece indicar que ya no hay más fallecidos, se ha comenzado a investigar, por orden de la Fiscalía de L'Aquila, a qué se ha debido tantos derrumbes y si ello fue causado por una mala construcción, en la que no se respetó la normativa antisísmica. Los primeros controles se han efectuado ya en las destruidas Casa del Estudiante -una residencia de estudiantes, tipo colegio mayor donde fallecieron ocho jóvenes- y el Hospital de San Salvador.
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